sábado, 28 de febrero de 2009

Etxeaundia, la historia continúa

Las paredes de este caserío sostienen más de 400 años de historia. Ahora sus dueños lo han restaurado mostrando una imagen moderna de un antiguo caserío.

28.02.09 - J. MARIEZKURRENA DV.| LIZARTZA.

A escasos doscientos metros del cruce de Orexa, en lo alto de uno de las lomas de la carretera que lleva a esta localidad de Tolosaldea, se encuentra el caserío Etxeaundia, de Lizartza. Grande, hermoso, señorial, con una peculiar decoración de madera, no pasa desapercibido. Mucho menos estos últimos días, desde que tras haber vivido una importante restauración muestra una fachada pintada de blanco, en la que destaca una madera renovada, que mantiene la antigua decoración y forma entramada. Y precisamente lo que hace que sea considerado por lo expertos como un caserío histórico es su estructura de madera.

La primera mención sobre Etxeaundia recogida en los libros del archivo histórico de Gipuzkoa data de 1601. Aquel año es denominado Etxeandia, apellido que aparece ya registrado en Lizartza en documentos de 1592. Precisamente según los escritos de esa época, tras el matrimonio de Miguel Etxeandia y María Uhintzia, los padres del esposo Joanes Etxeandia y Barbara Aguirre, les entregaron la propiedad de la casa como regalo de bodas. Será en el año 1775 cuando el nombre de dicho caserón pase a ser, o al menos a aparecer, en los documentos legales como Etxeaundia.

Más de cuatrocientos años de historia cuyos protagonistas directos han sido sus últimos inquilinos. Se trata de la familia de Julián Zinkunegi y sus sucesores. Julián llegó de Errezil a Lizartza con tres años de edad. Zinkunegi vivió en alquiler durante años en el caserío Etxeaundia y su procedencia hizo que más de uno conociera su casa como Errezilenea.

Joxe, el hijo de Julian, fue su sucesor y tras casarse con Leontxi, crió allí mismo a su familia. Cinco hijos que sacó adelante gracias al trabajo que realizaron él en la papelera de Lizartza y ella, con los animales, la huerta y en la cocina. De los cinco hijos de Zinkunegi, José Luis compró hace cinco años la propiedad de este magnífico caserío, de más de trescientos metros cuadrados de planta.

Madera de Ucrania

El enorme valor histórico del caserío, y el gran cariño que José Luis sentía por el mismo, hizo que junto a su mujer María Jesús se embarcaran en el nada desdeñable reto de restaurarlo. Alrededor de quince meses de obras y un presupuesto que se desbordó. Al tratarse de un edificio que aparece en el inventariado del catálogo de bienes históricos de Gipuzkoa, han tenido que respetar las características de la construcción. Una de ellas ha sido mantener la estructura de madera.

El tejado era precisamente la parte más deteriorada de la construcción. En la restauración de las vigas que contenía se han utilizado maderas traídas expresamente desde Ucrania y el resultado de la decoración de la fachada es digno de ser admirado. La Diputación de Gipuzkoa ha sido una de las entidades que ha subvencionado la restauración del caserío. Los propietarios están pendientes de la respuesta de la alcaldesa de Lizar tza que, según indican, hace un año les habló de la posibilidad de una ayuda por la restauración de la fachada.

En todo este tiempo, Leontxi, María Jesús, José Luis y los hijos de ambos han tenido que vivir fuera de Etxeaundia. «Tendremos que limpiar mucho cuando volvamos, pero el esfuerzo ha merecido la pena». Etxeaundia se muestra hermoso y aún más cuando el sol luce en el cielo de Lizartza.

lunes, 23 de febrero de 2009

Entrevista a Peñalver en DV

«La gente de la Edad del Hierro no vivía ni atrasada ni aislada»
En Gipuzkoa se han descubierto nueve poblados fortificados del último milenio antes de Cristo.


FELIX IBARGUTXI


Xabier Peñalver ha publicado el libro La Edad del Hierro. Los vascones y sus vecinos, en el que hace un amplio repaso a esa época, el último milenio anterior a nuestra era. Este arqueólogo excavó el poblado fortificado de Intxur, cerca de Tolosa, durante nueve años, y en los últimos tiempos está trabajando en el de Basagain (Anoeta), junto con Sonia San José. En Gipuzkoa se han descubierto ya nueve poblados de esa época.

- Su gran aspiración es encontrar enterramientos de aquellas gentes que habitaban los poblados fortificados.

- Sonia San José está haciendo catas sistemáticas, pero hasta ahora sin éxito. Ten en cuenta que en La Hoya, en Laguardia, en la que las excavaciones duraron 16 años, costó mucho encontrar las necrópolis, y una de ellas apareció, pero de casualidad, cuando se movieron unas tierras para hacer un viñedo. Esas necrópolis no levantan sobre el terreno, no son túmulos, es como jugar a barcos con una cantidad inmensa de cuadrículas. Y con la cubierta vegetal que tenemos en Gipuzkoa es todavía más difícil.

- ¿Se descubrirán más poblados fortificados de la Edad del Hierro?

- Sin duda. Cuando empecé hace más de veinticinco años a excavar, lo hice en Intxur, porque era la única posibilidad en Gipuzkoa de trabajar la Edad de Hierro. Lo hice tras hablar con José Miguel Barandiaran, porque este hombre había hecho catas y se había topado con la gran muralla. Los resultados fueron muy positivos. Y a partir de entonces se han descubierto otros ocho o nueve poblados en Gipuzkoa, y tiene que haber más. Y también deberían aparecer asentamientos pequeños, del tipo granja-caserío, porque eso ocurre en Europa; algunos vivirían en los poblados, otros en asentamientos dispersos.

- En la zona de Beizama ha aparecido hace poco otro poblado.

- Sí, el año pasado. Se llama Belaku y tiene una muralla clara.

- En los últimos años ha excavado en el poblado de Basagain, en el pueblo de Anoeta.

- Basagain está dando resultados espectaculares, que han permitido desmontar una serie de creencias falsas, de mitos. Se pensaba -en parte por las descripciones de Estrabón- que esa gente de la Edad de Hierro era primitiva y aislada. Evidentemente, eso no podía ser así, porque no ocurre en ningún lugar de Europa. En Basagain han aparecido un brazalete y unas cuentas de vidrio muy sofisticadas que parecen proceder de la zona de Marsella. Y estamos casi convencidos de que ese brazalete no ha venido por el valle del Ebro, sino por el norte de los Pirineos, por ese corredor natural. En toda la península no hay restos de este tipo de brazalete más que en Ullastret, en Gerona, y sin embargo los hay al norte de los Pirineos. Es lógico, vivimos en un gran paso estratégico entre el continente europeo y la península. Basagain ha roto ciertos mitos: aquella gente era sofisticada, no estaba aislada, no era solamente gente que sobrevivía malamente de la agricultura y la ganadería. Y además, en el mismo Basagain fabricaban sus objetos de hierro y de bronce.

- ¿Los habitantes de los poblados fortificados llevaban sus rebaños a los pastos de altura de Aralar o de Aizkorri, como ocurre hoy en día?

- Para empezar: aquí se negaba que en la Edad de Hierro entre nosotros existiera una agricultura desarrollada, y se pensaba que serían pastores. No es así: aquí se practicaba la agricultura de una manera importante; en Intxur, por ejemplo, aparecieron grandes vasijas de almacenamiento. Y claro que había ganadería. En Intxur no logramos ningun resto, por la acidez del terreno, pero en Basagain han aparecido las tres grandes especies: la oveja o la cabra (los restos suelen ser similares), la vaca y el cerdo. Y se supone que, tal como hicieron las gentes de epocas anteriores del Neolítico y la Edad del Bronce, llevarían sus ganados a los pastos de altura. Aralar y Aizkorri están repletas de monumentos de épocas anteriores a la Edad de Hierro.

- Habrá que seguir excavando.

- Claro, hay que hacer excavaciones prolongadas, que den pie luego a trabajos de investigación. Si nosotros decidimos excavar en tal poblado o tal cueva, no es por capricho. Por ejemplo: yo, después de excavar Intxur durante nueve años, entré en el poblado de Basagain, pese a que conocía otro poblado, Murugain, entre Arrasate, Aramaio y Eskoriatza. Preferí trabajar en el corazón de Gipuzkoa, para que luego, si aparecía este brazalete de vidrio, por ejemplo, no se pudiera decir que podía haber venido de la vertiente mediterránea de nuestro territorio.

- ¿Cual sería su plan de trabajo ideal?

- En lo referente a la Edad de Hierro en Gipuzkoa, se ha pasado de pensar que lo desconocíamos todo a pensar que ahora lo sabemos todo. Eso es un error garrafal. La Administración debe seguir apoyando las excavaciones sobre este periodo. Dar continuidad. Porque, a excepción de Praileaitz, las excavaciones son anuales y tienen un fuerte componente de incertidumbre. Los arqueólogos necesitamos estabilidad, también comemos. Nuestro trabajo es duro. Ahora mismo hemos estado cuatro meses trabajando en Praileaitz y nos ha llovido todos los días menos tres. hemos trabajado entre barro y filtraciones de agua.

- Trabajan ustedes como si fueran becarios.

- Llevo casi treinta años en la arqueología, todo el tiempo haciendo investigación, y he cotizado cinco años a la Seguridad Social. Con eso digo todo.

- Usted dirige también las excavaciones de Praileaitz. ¿Qué han encontrado en la última campaña?

- A estas alturas, todos sabemos que este yacimiento es de los principales del Paleolítico Superior en Europa, sobre todo por el carácter ritual de la cueva. Allí hay un conflicto de intereses, por la cantera. Habría que resolver eso cuanto antes, porque hay pinturas ruprestres. Esta última campaña, que ha finalizado en enero de 2009, ha proporcionado importantes descubrimientos en la segunda sala interior, básicamente relacionados con una ocupación epipaleolítica. Han aparecido gran cantidad de ocres, que son importantes porque ya habían aparecido ocres en el nivel del Magdaleniense Inferior, el nivel de los colgantes, pero ocurre que las pinturas del fondo están pintadas con ocres. También asociados a los colgantes aparecen lápices de ocre, facetados, utilizados para pintar, e incluso uno de los colgantes tiene marcas de ocre, por haberse pintado el individuo cuando los llevaba colgados. Espero que la apuesta siga siendo valiente por parte de la Administración y que en 2009 podamos seguir investigando allí.

- Usted dirige también las excavaciones de Praileaitz. ¿Qué han encontrado en la última campaña?

- A estas alturas, todos sabemos que este yacimiento es de los principales del Paleolítico Superior en Europa, sobre todo por el carácter ritual de la cueva. Allí hay un conflicto de intereses, por la cantera. Habría que resolver eso cuanto antes, porque hay pinturas ruprestres. Esta última campaña, que ha finalizado en enero de 2009, ha proporcionado importantes descubrimientos en la segunda sala interior, básicamente relacionados con una ocupación epipaleolítica. Han aparecido gran cantidad de ocres, que son importantes porque ya habían aparecido ocres en el nivel del Magdaleniense Inferior, el nivel de los colgantes, pero ocurre que las pinturas del fondo están pintadas con ocres. También asociados a los colgantes aparecen lápices de ocre, facetados, utilizados para pintar, e incluso uno de los colgantes tiene marcas de ocre, por haberse pintado el individuo cuando los llevaba colgados. Espero que la apuesta siga siendo valiente por parte de la Administración y que en 2009 podamos seguir investigando allí.


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Helios no está en su vitrina

La directora del museo romano, Mertxe Urteaga, reclamó las piezas originales en la apertura del ciclo de conferencias 'Los objetos ausentes de Oiasso'

22.02.09 - MARÍA JOSÉ ATIENZA

IRUN. DV. El Museo Oiasso exhibe, en una de sus vitrinas, unas réplicas «muy buenas» de algunos de los llamados bronces de Higuer. Se trata de cuatro figuritas de época romana que representan a los dioses Helios, Isis, Marte y Atenea. Son cuatro apliques de la segunda mitad del siglo II o de los primeros años del III que, según los estudios realizados, adornaban un arcón de madera. Ese baúl, que seguramente contenía una vajilla de lujo, nunca llegó a su destino. Acabó en el fondo del mar, muy cerca del Castillo de San Telmo, en la costa de Hondarribia.

El 30 de junio de 1984, día de San Marcial, en una de las muchas prospecciones subacuáticas que se han realizado en esa «zona fértil», como la denominan los arqueólogos, Helios, Isis, Marte y Atenea fueron encontrados y rescatados, junto con otras piezas de bronce -17 en total, entre ellas los restos de tres jarras de asa y boca, una cerradura y una bandeja.

Las piezas originales de ese hallazgo se encuentran guardadas en el Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Gipuzkoa, ubicado en los bajos de un edificio del barrio donostiarra de Intxaurrondo, un centro dependiente del departamento de Cultura del Gobierno Vasco, destinado a la custodia e investigación de los materiales y cerrado al público. El Museo Oiasso y el ayuntamiento de Irun han reclamado las piezas originales para su exposición en Irun, pero la respuesta ha sido siempre negativa.

De ahí, el título del ciclo de conferencias Los objetos ausentes del Museo Romano Oiasso, que comenzó el viernes en el salón de actos del edificio de la calle Escuelas, con una interesante primera entrega dedicada a Los bronces de Higuer. Tres de los integrantes del grupo que realizó el hallazgo aquel día de San Marcial de 1984 fueron los protagonistas de la charla. Manu Izagirre, experto en arqueología subacuática, Mertxe Urteaga, directora del Museo Oiasso y Jaime Rodríguez Salís, presidente de Arkeolan, rememoraron, para el público que llenaba la sala, los detalles del descubrimiento.

La prospección fue posible gracias a una subvención del Gobierno Vasco, a través de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, de la que entonces formaban parte los conferenciantes y a Miguel Franco, propietario del Eunipe II, el barco utilizado como base. «Hacía un día muy bueno y estábamos en esa zona del Castillo de San Telmo donde se concentran los restos de los naufragios», recordaba Mertxe Urteaga. «Uno de los buzos salió diciendo que había encontrado una figurita de un dios. Y todos pensamos que era la broma del día». Pero esta vez iba en serio.

En los años 80 «no se sabía mucho de arqueología romana en Gipuzkoa. No había tradición, ni centros de restauración», añadía Mertxe Urteaga. Las piezas fueron llevadas a la Universidad Autónoma de Madrid, para su restauración. Mientras, la actual directora del museo, que trabajaba con una beca de investigación en la Universidad de Valladolid, comenzó a estudiar los materiales, bajo la dirección del profesor Alberto Balil.

Viaje a Amsterdam

«Terminé con la biblioteca de la Universidad de Valladolid sin encontrar nada y decidí irme al Museo Arqueológico Allard Pierson, de la Universidad de Amsterdam, que tiene una biblioteca estupenda. Allí, finalmente, pude identificarlas y darles cronología y sentido de conjunto». En 1987, Urteaga publicó su estudio.

Una vez restauradas, las piezas volvieron a Aranzadi «y no las hemos vuelto a ver», afirmaba Rodríguez Salís. Su exposición está prevista en una vitrina de la sala Oiasso del Museo. «Las hemos reclamado, pero sólo nos han dado unas réplicas, muy buenas, eso sí. Las piezas originales deberían estar a disposición del público», concluía la directora del museo.


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domingo, 22 de febrero de 2009

Mapa de la ruta cimera de Jaizquibel

Mapa de la ruta cimera de Jaizquibel



1- Fuerte de Lord John, 2- Merendero de Arrokaundieta,
3- Aparcamiento, 4- Taberna,
5- Torreón de San Juán, 6- Torreón de Lezo,
7- Cruz de Almadin, 8- Torreón de Xangaxi,
9- Las Antenas, 10- Fuerte de San Enrique,
11- Dolmen de Izkulin, 12- Parador,
13- Torreón de Santa Bárbara, 14- Dolmen de Jaizquibel III,
15- Cromlechs de Jaizquibel II, 16- Dolmen de Achiñar,
17- Dolmen de Jaizquibel IV, 18- Bunquer de Ramos,
19- Torreón de Guadalupe, 20- Santurario de Guadalupe,
21- Merendero de Guadalupe, 22- Fuerte de Guadalupe.



Leyenda:


Círculo rojo = Monumentos megalíticos
F = Fuente
M = Merenderos
P = Aparcamiento
Recuadro rojo = Punto de interés
Torres = Fuertes y torreones

Linea blanca = Pista de cemento
Linea morada = Carretera
Linea verde = Sendero


Para ver una descripción de la ruta, pinche aquí.

viernes, 20 de febrero de 2009

La ruta cimera de Jaizquibel

Por esta sencilla ruta recorreremos la cresta montañosa de Jaizquibel de Oeste a Este, visitando tres fuertes y cinco torreones del siglo XIX y parte de la estación megalítica de Jaizquibel, un bunquer de la Segunda Guerra Mundial y una ermita. A lo largo del recorrido podremos disfrutar de unas mágnificas panorámica de todo el Norte de Guipúzcoa, la costa vasca hasta el Cabo Machichaco y el Sur de la costa francesa.

Comenzaremos el recorrido desde el fuerte de Lord John, situado sobre el canal de Pasajes. Para llegar hasta aquí podemos acceder en coche hasta el área recreativa de Arrokaundienta, con lo cual luego tendríamos que regresar. Lo normal es llegar hasta San Juán en Autobús y subir hasta aquí andando, bien desde el pueblo por el polideportivo (1900 m.), o bien recorriendo todo el Casco Viejo hasta Puntas y subiendo desde aquí hasta el fuerte (3700 m.), con lo que podríamos ver muchos monumentos más.

Vista desde el primer torreón del fuerte de Lord John, con San Sebastián a la izquierda y detrás Ulía e Igueldo y el litoral vasco hasta el cabo Machichaco.

No encaminamos hacia el primer torreón, recorriendo 850 m. por el camino de acceso al merendero de Arrokaundieta hasta la carretera de Jaizquibel (Gi-3440), por donde subiremos 625 m. hasta la altura de la Taberna o Paimbal (paintball), en donde a la derecha de la carretera parte un sendero que sube 200 m. hasta el torreón.

A partir de ahora seguiremos la cresta que recorre Jaizquibel, a 1250 m. tenemos el torreón de Lezo, un poco más adelante, a 640 m., pasamos junto la cruz de Almadín y 540 m. después llegamos hasta el tercer torreón.

El torreón de Xangaxi. A su derecha podemos apreciar el perfil ondulado de la ladera septentrional de Jaizquibel.

Continuamos bordeando los restos de unas pequeñas canteras y tomamos el sendero que sube 540 m. hasta Las Antenas, en la cumbre de Allerru, donde trás otros 500 m. para rodearlas tenemos las ruinas del fuerte de San Enrique.

Después de contemplar las magníficas vistas y del merecido descanso, recorremos unos 400 m. por toda la cima y emprendemos la bajada por una pendiente 600 m. hasta un rellano donde tenemos los restos del dolmen de Izkulin. A partir de aquí el recorrido coincidirá con la "ruta megalítica de Jaizquibel".

La Bahía del Bisadoa o de Txingudi(Chingudi). A la izquierda, Fuenterrabía, el Bidasoa, Hendaya y San Juán de Luz al fondo. A la derecha, Irún, la isla de los Faisanes y el monte Larrún al fondo.

Nos encaminamos 430 m. hasta las ruinas del antiguo Parador y detrás tenemos el torreón de Santa Bárbara a 70 m. Continuamos 500 m. por el sendero de la cresta hasta un monolito sobre un peñasco, donde unos metros antes tenemos el dolmen de Jaizquibel III.

Si queremos ver todos los megalitos, podemos desviarnos hacia abajo, donte tenemos a 100 m. los cromlechs de Jaizquibel II y siguiendo bajando, cruzamos la carretera, y vamos hasta la parte posterior de un cercado que hay en un pinar, donde tenemos el dolmen de Achiñar, a 400 m. en total.

El bunquer de Ramos o Erramuzko, con la cima del Allerru al fondo.

Después volvemos a subir hasta los cromlechs y seguimos el sendero que parte hacia la izquierda hacia el último torreón y que rodea la pequeña cima donde está el monolito moderno. Si tomamos el primer sendero que sube 200 m. hasta la cima y continuamos otros 200 m. por el sendero de la divisoria de aguas hacia el torreón, pasaremos junto al dolmen de Jaizquibel IV.

Seguimos 350 m. y poco antes de llegar al torreón de Guadalupe, nos encontramos con un bunquer de los años 40 que formaba parte de la Linea P, una serie de bunquers y fortificaciones que recorrían los Pirineos de punta a punta para evitar posibles invasiones. (Por lo visto Franco no se fiaba mucho de Hitler)

Vista desde el último torreón del cabo de Higuer con el fuerte y santuario de Guadalupe y a su derecha la desembocadura del Bidasoa.

Después de contemplar desde este torreón la bahía del Bidasoa, el extremo occiental de los Pirineos y la costa suroccidental francesa, emprendemos la bajada, bastante pronunciada, 900 m. hasta el santuario de Guadalupe, detrás de éste tenemos a unos 100 m. un merendero y a otros 100 m. detrás, el fuerte de Guadalupe, que tiene un sendero de 800 m. que lo recorre su alrededor junto al foso.

Después de rodear el fuerte, volvemos al santuario, y si hemos dejado el coche en Arrokaundieta haremos el recorrido a la inversa, y sino bajaremos 2 km . hasta Fuenterrabía, donde podremos coger el autobús.


El recorrido del fuerte de Lord John al fuerte de Guadalupe tiene unos 10 km. aproximadamente, 1 km. más si bajamos hasta Achiñar. Con una duración aproximada de 3´5 horas. Si vamos andando desde San Juán hasta Fuenterrabía son 4 ó 5 km. más y otras 2 horas.

El desnivel puede ir desde el nivel de mar en San Juán y Fuenterrabía o 200 m. en Arrokaundieta y Guadalupe, hasta los 540 m. en el Fuerte de San Enrique.


Para ver el mapa de la ruta, pinche aquí.


* Como llegar:

Desde San Sebastián:

Cogemos la N-I y vamos en dirección a Irún 8km. hasta lezo. De aquí vamos por la carretera a Jaizquibel Gi-3440 4 km. hasta pasar el caserío Txarkitu, donde tomamos un camino a la izquierda, dejando el primer torreón a la espalda, y vamos 835 m. hasta llegar al área recreativa de Arrokaundieta, donde hay un albergue y un merendero. El fuerte de Lord John está 100 m. detrás de ambos.

También hay autobuses hasta San Juán y Fuenterrabía.

lunes, 16 de febrero de 2009

Cruz de Almadin (Pasajes)

La cruz de Almadin, con la cima de Jaizquibel al fondo.

Esta cruz se halla en la cresta de Jaizquibel, entre el segundo y el tercer torreón. La cruz actual es de cemento pintada de blanco, sobre una base circular de arenisca, parcialmente enterrada, compuesta de tres escalones. Los límites actuales de Lezo y Pasajes por esta zona discurre justo por la divisoría de aguas, por lo que la cruz queda dentro del término municipal de Pasajes.

Sobre la cruz original no he encontrado nada, salvo el nombre y su situación en un mapa de 1809, donde señalaba el límite del término oriental de Lezo por la falda de Jaizquibel. Ese año Fuenterrabía le cedió la parte de la falda comprendida entre este punto y la cima de Ayerru y que baja hasta el alto de Gainchurizqueta, que era de Lezo. La cesión fue motivada como compesación por la pérdida de parte del barrio lezotarra de Vizcaya, que pasó a pertenecer a Pasajes de San Juan, recientetemente emancipado de Fuenterrabía.


Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=591395 m. Y=4799122 m. altura=382 m.
geográficas: -1 52 21.1 latitud:43 20 19 altura=382 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4644129 m. Y=-151937 m. Z=4355145
geográficas: longitud:-1 52 25.7 latitud:43 20 15 altura=432


*Cómo llegar:

- Desde el torreón de Lezo:

Seguimos el sendero que recorre la cresta hacia la tercera torre, la cruz la tenemos a mitad de camino.

domingo, 15 de febrero de 2009

Eibar destruye su historia

La feroz modernidad hace perder cada década casas e inmuebles históricos.
El posible derribo de la calle Estación supone un paso más en la desaparición de un edificio catalogado como de interés arquitectónico. El Palacio de Indianokua, la Casa Mallea, Kontaderokua, Ibarbekua, pérdidas históricas.


15.02.09 - ALBERTO ECHALUCE

EIBAR. DV. El Eibar actual ya no se parece en nada a aquella villa que contó con importantes casas solariegas. El posible derribo de la estación de tren, edificio caracterizado por contar con interés arquitectónico, dejará a Eibar, aún más, con un escaso patrimonio histórico. Y es que, en el pasado, una serie de eibarreses como los Unzueta, los Zumaron, los Isasi, o los Mallea unieron su destino a la guerra, a la lucha política, para después edificar importantes conjuntos monumentales.

Quien en aquellos tiempos entrara en Eibar viniendo de Bizkaia se encontraría no con una sino con muchas casas singulares, por cierto, que sirvieron de orgullo a los antiguos eibarreses. A la entrada del mismo pueblo, en Olarreaga, se mantiene una solariega casa, con salto de agua, propiedad de la familia Mallea, nombre de otro inmueble singular, ya desaparecido cerca de la parroquia San Andrés, la casa Godoy. Más abajo estaba el Palacio Zumaran o Indianokua y en la actual Errebal, las casas señoriales de Kontaderokua e Ibarbekua, para finalizar este singular patrimonio con el Palacio Unzueta, en Azitain.

Entre los pocos monumentos vivos de Eibar están, sin duda, el Palacio de Markeskua unido a los desaparecidos convento de las monjas Concepcionistas de Isasi y la la Casa Torre Orbea, o casa Torre de Unzaga, gracias a la unión matrimonial de los Isasi con los Orbea.

El Palacio Markeskua tuvo importancia grandísima; recuperada por el Ayuntamiento, gracias a un proyecto de formación laboral y empleo llevado a cabo por la Escuela Taller.

Al hablar de la casa Isasi es preciso ocuparse de la fundación y existencia posterior del convento de las monjas de la Concepción Franciscana, hoy instaladas en la iglesia próxima al polideportivo de Ipurua. Este convento estaba enclavado justo frente al colegio La Salle Isasi y fue promovido por Martín López de Isasi y su mujer Domenja de Orbea.

El Palacio de Unzueta

Si venimos desde Azitain nos encontramos también con uno de los pocos vestigios del antiquísmo Eibar: el Palacio de Unzueta, una de las quince casas del bando oñacino. Sus moradores, Andres de Unzueta sirvió a las galeras de Sicilia y Nápoles; Cristóbal de Unzueta, posesor del grado de capitán ordinario y Juan de Unzueta comenzó su vida militar sirviendo a la compañía del capitán Francisco de la Torre. Por su parte, Pedro de Unzueta prestó sus servicios a las galeras de la compañía de Ramón de Cardona.

Subiendo hacia la misma Estación; su calle, no tiene parangón con aquél punto que acogía a los pasajeros y a las mercancías que llegaban en tren a Eibar. En la misma se encontraba el popular Hotel Comercio y el salón teatro Cruceta.

Más cerca, en la actual Ibarkurutze, se contó con una alhóndiga para almacenaje de vino. Cerca de Errebal estaba la casa Kontaderokua, actual bar Trinkete, en donde nació el pintor Ignacio Zuloaga, junto a Ibarbekua, otra casa famosa, y unos metros al lado se erigió una primera plaza del mercado, junto al convento de monjas agustinas -ahora instaladas en Lekeitio- que dio paso a la derribada plaza de Errebal, en el pasado mes de enero de 2008.

Mallea y Zumaran

Otro punto importante era la Casa Mallea, también conocida como Godoy, enclavada antiguamente frente a la parroquia San Andrés. «Era un círculo de reunión de personas relacionadas con posiciones moderadas y conservadoras en la política», recuerda el exalcalde, Antxon Yraolagoitia, quien consiguió incluso conservar un escudo de la casa, hoy guardado en el Museo de San Telmo. Pero sin duda una de las casas solariegas más importantes de la antigua villa que se llevó el furor de la construcción de viviendas fue sin duda el Palacio de Zumaran, más conocido como Indianokua, enclavado justo en donde hoy se encuentra el bingo del Arrate. Fue construido por Sebastián de Zumaran y Bustindui, entre los años 1777 y 1778. Zumaran era un indiano que hizo fortuna en las Américas y enviaba su dinero a Eibar para que se construyera una gran casa. Previamente, fue alcalde de Eibar, nombrado en 1638, con ocasión de la guerra de la frontera francesa, en sustitución de Martín Guisasola. Este palacio fue derribado en 1953. La última moradora de esta casa fue la propia abuela de Antxon Yraolagoitia. «Mi abuela, Manuela Biardeau vendió la casa para la edificación de viviendas».

Este palacio, del barroco tardío, está nombrado en el Diario de Jovellanos y en los Monumentos civiles de Guipúzcoa de Carmelo Echegaray. Su derribo fue seguido de una denuncia practicada por José Arteche. Según cuenta Antxon Yraolagoitia, «por lo menos se consiguió salvar parte de su fachada que está entregada al Ayuntamiento. El mismo pintor Ignacio Zuloaga quedó maravillado del escudo que ahora se conserva una parte». Junto a Indianokua existían también cientos de hectáreas de huertas que dierion paso a la edificación de la calle San Juan. «Indianokua contaba en el bajo con un dique separador del río, en donde muchos niños aprendieron a nadar».

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lunes, 9 de febrero de 2009

Visitas guiadas al yacimiento romano de Irún

Hallados en Irun restos que avalan la existencia de una autoridad portuaria en la polis de Oiasso

Los «importantes» hallazgos de las excavaciones que se están llevando a cabo en la calle Bidasoa de Irún apuntan a la presencia de una autoridad portuaria en la polis de Oiasso.

Vasco Press l 09/02/2009

La arqueóloga Pía Alkain ha realizado hoy una visita guiada por las excavaciones a la que también han asistido el alcalde de Irún, José Antonio Santano, el delegado de Obras y desarrollo Urbano, Miguel Ángel Páez, el delegado de Cultura Fernando San Martín y la directora de Arkeolan, Mertxe Urteaga.

La excavación arqueológica, con un equipo de seis arqueólogos y dos asistentes de campo, viene realizándose desde el pasado mes de septiembre y hasta la fecha se ha descubierto un complejo de almacenes vinculado a la actividad del puerto cuyos muelles se situarían en las inmediaciones.

Entre los edificios destaca uno de grandes dimensiones, de más de 250 metros cuadrados de planta, situado en el extremo suroeste del solar. Urteaga ha insistido en la importancia de este hallazgo, ya que «en una primera valoración se ha identificado con un horreo, una construcción para almacenaje y depósito gestionada desde los poderes públicos y que, en el contexto del puerto romano de Oiasso implica la presencia de una autoridad portuaria».

Junto a los almacenes, se han recogido importantes colecciones de cerámica, tanto elementos de vajilla (terra sigillata) como ánforas, pesas de telar o fusaiolas para hilado. Hay además abundante presencia de actividades siderúrgicas, de restos de fauna, ladrillos y tejas, aunque los objetos más exóticos se encuentran entre los vidrios. Así, hay ejemplares de un tipo muy característico llamado millefiori (milflores o vasos floridos), un producto de lujo obtenido en las redes comerciales de largo alcance, probablemente de procedencia oriental.

Según los expertos, los almacenes fueron renovados y reformados varias veces, modificándose la planta de los edificios y las compartimentaciones internas. Las fases más modernas de la ocupación datan del siglo II, pero a diferencia de las excavaciones realizadas en los últimos 25 años, hay fases más antiguas, de principios del siglo primero de nuestra era.

Antepasados en el Imperio Romano

El alcalde, José Antonio Santano, ha asegurado que para la ciudad es todo un orgullo poder contar con nuevos testimonios que confirman la importancia que tuvo Oiasso en su tiempo y la relevancia del puerto irunés. «Sin duda alguna como iruneses es un orgullo seguir descubriendo nuevos episodios de nuestro pasado y del peso de nuestros antepasados en el Imperio Romano», ha indicado.

Santano ha confirmado que el Ayuntamiento sigue apostando por este tipo de excavaciones y también por ampliar la colección del Museo. En este sentido, ha vuelto a insistir en la necesidad de poder exponer en Oiasso los restos arqueológicos que custodia y Gobierno Vasco y también ha reiterado el compromiso de sacar adelante la ampliación del museo con la incorporación del espacio de las termas.

Desde el museo romano Oiasso se organizarán visitas guiadas a la excavación a partir de mañana y el precio de la entrada será de 1,5 euros. Para reservar plaza hay que llamar al museo 943.63.93.53.

Fuente:

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sábado, 7 de febrero de 2009

Efemérides del día

Hoy llegan a Guipúzcoa los caldereros.

viernes, 6 de febrero de 2009

Torreón de San Juán (Pasajes)

El primer torreón, con San Sebastián detrás y el litoral vasco hasta el cabo Machichaco.

Es el más occidental de los torreones de Jaizquibel, que recorren la cumbre de este monte y que fueron construidos durante la última Guerra Carlista (1872-1876) como apoyo de los fuertes liberales que defendían el corredor Irún-San Sebastian. Hacia el Oeste tiene a sus pies el fuerte de Lord John y hacia el Este pueden verse el tercer torreón y el fuerte de San Enrique, pero no el segundo torreón.

Conserva la mayor parte de su perímetro, con excepción de algunos sectores del parapeto de la azotea y es el único que posee una imposta marcando la situación del piso de la primera planta.

Tiene planta hexagonal y dos alturas, la cimentación está formada por una zapata ligeramente más ancha que el muro del torreón. En su origen lo rodeaba un pequeño foso (ahora desaparecido) de poco más de 1 m. de anchura y profundidad, cuya escarpa estaba formada por la zapata y la contraescarpa por un revestimiento de mampostería.

En cada cara de la planta baja se abre un pequeño orificio rectangular que servía más de ventilación y observación que como aspillera. En esta planta se instaló la cocina, formada por un hogar, una campana para recogida de humos y su correspondiente tubo de chimenea, vaciado parcialmente en la piedra, que subía hasta la azotea. También tenía un aljibe de planta circular.

Primer plano del torreón de San Juán. ==>

El muro de la segunda planta estaba perforado por tres aspilleras en cada cara, excepto en la que se encontraba la entrada, que sólo poseía dos. El acceso se facilitaba mediante una escalera de mano apoyada en la zona de la contraescarpa.

El parapeto aspillerado que rodeaba a la azotea se adelantaba ligeramente sobre la fachada sostenido por tres canecillos en cada lado del polígono y uno en cada vértice, abriéndose en el intervalo entre canecillos un orificio casi circular que servía para la evacuación de las aguas pluviales y posiblemente como aspillera de pie (matacán) para defender la zona más próxima a la torre. El suelo de la azotea, que hace la función de cubierta, estuvo revestido de cemento. La circulación entre las plantas se establecía mediante escaleras de mano y trampillas abiertas entre los solivos.


Nombre oficial:

Torreón I

Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=589627 m. Y=4798529 m. altura=292 m.
geográficas: longitud:-1 53 39.9 latitud:43 20 0.5 altura=292 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4644396 m. Y=-153723 m. Z=4354670
geográficas: longitud:-1 53 44.5 latitud:43 19 56.6 altura=342


*Cómo llegar:

- Desde el torreón de Lezo:

Seguimos el sendero de la cumbre hacia el Oeste 1250 m. hasta llegar al torreón.

- Desde San Sebastián:

Cogemos la N-I hasta Lezo y tomamos la carretera de Jaizquibel (Gi-3440)unos 5 km. hasta el aparcamiento de la cantina o paimbal. A la derecha de la carretera parte un sendero hasta el torreón.

jueves, 5 de febrero de 2009

Torreón de Lezo (Lezo)

El torreón de Lezo, con San Sebastián al fondo.

Este torreón es el mejor conservado de los cinco torreones de Jaizquibel y el único situado integramente dentro del término de Lezo. Fueron construidos durante la última Guerra Carlista (1872-1876), como apoyo de los fuertes liberales que defendían el corredor Irún-San Sebastian. Desde aquí pueden verse el tercer torreón y el fuerte de San Enrique, pero no el primer torreón.

Tiene planta hexagonal y dos alturas, la cimentación está formada por una zapata ligeramente más ancha que el muro del torreón. En su origen lo rodeaba un pequeño foso (ahora desaparecido) de poco más de 1 m. de anchura y profundidad, cuya escarpa estaba formada por la zapata y la contraescarpa por un revestimiento de mampostería.

El torreón de Lezo, con la cima de Jaizquibel detrás. ==>

En cada cara de la planta baja se abre un pequeño orificio rectangular que servía más de ventilación y observación que como aspillera. En esta planta se instaló la cocina, formada por un hogar, una campana para recogida de humos y su correspondiente tubo de chimenea, vaciado parcialmente en la piedra, que subía hasta la azotea. También tenía un aljibe de planta circular.

El muro de la segunda planta estaba perforado por tres aspilleras en cada cara, excepto en la que se encontraba la entrada, que sólo poseía dos. El acceso se facilitaba mediante una escalera de mano apoyada en la zona de la contraescarpa.

El parapeto aspillerado que rodeaba a la azotea se adelantaba ligeramente sobre la fachada sostenido por tres canecillos en cada lado del polígono y uno en cada vértice, abriéndose en el intervalo entre canecillos un orificio casi circular que servía para la evacuación de las aguas pluviales y posiblemente como aspillera de pie (matacán) para defender la zona más próxima a la torre. El suelo de la azotea, que hace la función de cubierta, estuvo revestido de cemento. La circulación entre las plantas se establecía mediante escaleras de mano y trampillas abiertas entre los solivos.


Nombre oficial:

Torreón II

Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=590821 m. Y=4798845 m. altura=352 m.
geográficas: longitud:-1 52 46.7 latitud:43 20 10.2 altura=352 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4644273 m. Y=-152520 m. Z=4354929
geográficas: longitud:-1 52 51.3 latitud:43 20 6.3 altura=402


*Cómo llegar:

- Desde San Sebastián:

Cogemos la N-I hasta Lezo y tomamos la carretera de Jaizquibel (Gi-3440)unos 6 km. hasta el aparcamiento junto al torreón.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Torreón de Xangaxi (Pasajes / Lezo)

El torreón de Xangaxi, con San Sebastián al fondo.

Es el número 3 de los torreones de Jaizquibel y el que en peor estado se conserva. Fue construido durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), se halla ubicado entre el fuerte de San Enrique y el torreón de Lezo, entre los límites de Lezo y Pasajes.

Tiene planta hexagonal, en la planta baja se abre un pequeño orificio rectangular que servía más de ventilación y observación que como aspillera. También estaba aquí la cocina, formada por un hogar, una campana para recogida de humos y su correspondiente tubo de chimenea, vaciado parcialmente en la piedra, que subía hasta la azotea y un aljibe de planta circular.

Vista occidental del torreón, donde se puede apreciar donde estaba la entrada. ==>

El muro de la segunda planta estaba perforado por tres aspilleras en cada cara, excepto en la que se encontraba la entrada, que sólo poseía dos. El acceso se facilitaba mediante una escalera de mano apoyada en la zona de la contraescarpa.

El parapeto aspillerado que rodeaba a la azotea se adelantaba ligeramente sobre la fachada sostenido por tres canecillos en cada lado del polígono y uno en cada vértice, abriéndose en el intervalo entre canecillos un orificio casi circular que servía para la evacuación de las aguas pluviales y posiblemente como aspillera de pie para defender la zona más próxima a la torre. El suelo de la azotea, que hace la función de cubierta, estuvo revestido de cemento. La circulación entre las plantas se establecía mediante escaleras de mano y trampillas abiertas entre los solivos.


Nombre oficial:

Torreón III

Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=591874 m. Y=4799383 m. altura=435 m.
geográficas: longitud:-1 51 59.7 latitud:43 20 27.2 altura=435 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4644009 m. Y=-151450 m. Z=4355367
geográficas: longitud:-1 52 4.3 latitud:43 20 23.3 altura=485


*Cómo llegar:

- Desde el torreón de Lezo:

Seguimos el sendero que recorre la cumbre hacia la cima hasta llegar al torreón.

- Desde el fuerte de San Enrique:

Bajamos por el sendero que recorre la cumbre hasta el torreón.

martes, 3 de febrero de 2009

Torreón de Santa Bárbara (Fuenterrabía)

El torreón de Santa Bárbara con la desembocadura del Bidasoa a sus pies.

Construido en la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) junto a otros 5 torreones más a lo largo de la cumbre de Jaizquibel. Desde este torreón puede verse el torreón de Guadalupe, pero no el fuerte de San Enrique, por lo que posiblemente el torreón desaparecido estuviera entre ambos.

Al igual que los tres primeros torreones, tiene planta hexagonal, pero su estructura es diferente. En primer lugar porque la sustentación del parapeto de la azotea se resuelve mediante la prolongación de los solivos que sustentan el piso de la misma formando canecillos, reforzados convenientemente mediante un apoyo que descansaba en el muro de mampostería. Solamente posee dos aspilleras en cada cara del piso primero, excepto en la cara en la que se abre el acceso y tres en cada lado del parapeto de la azotea, donde se instaló una garita de madera para alojar al soldado de guardia.

Entrada al torreón de Santa Bárbara. ==>

En segundo lugar, el foso (hoy desaparecido) era de mayor anchura (2 m.) y profundidad (2´5 m.), presentando taludes en escarpa y contraescarpa. Y por último, tiene una escalera exterior de piedra que permite el acceso a la puerta y otra de comunicación interior, posiblemente construidas mucho después, en sustitución de la escalera de mano que debió poseer originalmente.

El nombre proviene de una antigua ermita, ya desaparecida cuando se construyó el torreón, construida donde hoy están las ruinas del Parador. En las inmediaciones se encuentra la estación megalítica de Jaizquibel hallandose el torreón entre los dólmenes de Jaizquibel III e Iskulin.

Nombre oficial:

Torreón IV

Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=594038 m. Y=4800939 m. altura=412 m.
geográficas: longitud:-1 50 22.6 latitud:43 21 16.7 altura=412 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4643015 m. Y=-149231 m. Z=4356461
geográficas: longitud:-1 50 27.2 latitud:43 21 12.7 altura=462


*Cómo llegar:

- Desde Fuenterrabía:

Cogemos la carretera de Jaizquibel Gi-3440 dirección a Lezo. Hacia el km. 7´5 a la izquierda. Junto al aparcamiento del antiguo Parador.

- Desde San Sebastian:

Cogemos la N-I hasta Lezo, donde tomamos la carretera de Jaizquibel Gi-3440 endirección a Fuenterrabía. Hacia el km. 10´5 a la derecha tenemos el torreón junto al aparcamiento del antiguo Parador.


Para saber más:

El torreón de Santa Bárbara, de ingeba.

lunes, 2 de febrero de 2009

Torreón de Guadalupe (Fuenterrabía)

El torreón de Guadalupe, con el Golfo de Vizcaya, detrás.

De los cinco torreones de Jaizquibel construidos en la última Guerra Carlista, éste es el único de planta cuadrada (de 5´5 m. de lado), tal vez fuera el primero, y lo construyeran sin seguir el patrón militar.

La planta baja muestra un ligero talud al exterior, al ser los muros más gruesos en la parte baja (90 cm.) que en la alta (70 cm.), con una aspillera abierta en cada cara. La primera planta tiene tres aspilleras en cada cara, excepto en la que incorpora la entrada, que posee solamente dos.
El torreón en primer plano. ==>

La azotea era también diferente al resto de los torreones, principalmente porque, según la documentación histórica el parapeto de fusilería poseía en cada lado un sector amatacanado sustentado en solivos reforzados con apoyos al muro. En total se abren en cada cara del parapeto de la azotea seis aspilleras de las que dos corresponden al sector amatacanado.

En la actualidad tiene derruida la azotea, parte de la primera planta y un par de esquinas de la planta baja. Desde este punto podemos contemplar unas magníficas vistas de la bahía de Chingudi (Txingudi) y el litoral vasco-francés. En las inmediaciones se hallan un bunquer y los restos de una trinchera, perteneciente a la Linea P, construidos en la década de los 40.

En vasco este torreón se denomina "Erramuzko dorrea", que significa "torre de Ramos", lo que hace suponer que aquí estuviera "la cruz de ramos". Hasta aquí subían en procesión el día de San Marcos y los curas leían los cuatro evangelios, cada uno a un punto cardinal, para luego proseguir hasta la ermita de Santa Bárbara, ubicada antiguamente donde hoy están las ruinas del Parador y el torreón IV.


Nombre oficial:

Torreón V

Coordenadas:

ED50:
UTM 30: X=594900 m. Y=4801819 m. altura=381 m.
geográficas: longitud:-1 49 43.8 latitud:43 21 44.8 altura=381 m.

WGS84:
geocéntricas: X=4642426 m. Y=-148337 m. Z=4357071
geográficas: longitud:-1 49 48.4 latitud:43 21 40.8 altura=431


*Cómo llegar:

- Desde el Santuario de Guadalupe:

Subimos por el monte en dirección SurOeste 950 m. hasta el torreón, hay mucha pendiente.

- Desde el dolmen de Jaizquibel IV:

Vamos por la cumbre de Jaizquibel 380 m. hacia el NordEste, hasta el torreón.


Para saber más:

El torreón de Guadalupe, de ingeba.