La edad estimada de los dibujos es de 39.000 años, según una investigación de científicos de las universidades de Cantabria, Burgos y Toulouse
La investigación se remonta al año 2011, cuando los miembros de la Universidad de Cantabria César González y Aitor Ruiz decidieron realizar un nuevo estudio del conjunto rupestre de Altxerri, en el que, además de la gruta original, incluyeron la galería superior conocida como Altxerri B, donde se encuentran las pinturas datadas ahora.
Aitor Ruiz, que llevaba a cabo su tesis doctoral sobre este tema, recuerda que "desde el principio resultó evidente que se trataba de un conjunto independiente" de las pinturas de la galería inferior, por lo que uno de sus primeros objetivos fue establecer una cronología para Altxerri B. Con este objetivo, se integraron en el equipo investigador al especialista en Arte del Paleolítico Superior Inicial Diego Garate, de la Universidad de Toulouse, y al experto en Geoarqueología de la Universidad de Burgos Eneko Iriarte.
Ante la imposibilidad de fechar directamente las pinturas, ya que están realizadas con pigmentos inorgánicos, los arqueólogos recurrieron a otras técnicas mediante unas dataciones de huesos depositados al pie de las pinturas que luego vincularon con análisis de otras muestras del contexto. El estudio, financiado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi de San Sebastián, ha arrojado una estimación próxima a los 39.000 años de antigüedad.
Para contrastar si esas fechas podían ser asimiladas a la época de realización de las pinturas, se recurrió a otro tipo de evidencias como la similitud formal con pinturas de distintas cuevas de cronologías similares. Al mismo tiempo, se efectuó un estudio geológico que determinó la independencia de los yacimientos de la gruta de Altxerri y de la galería denominada Altxerri B, cuyo acceso había quedado sellado hacías miles de años, "lo que avala la antigüedad de las pinturas" ahora datadas.
El conjunto rupestre de Altxerri, ubicado en Aia (Gipuzkoa), fue descubierto en 1962 e inmediatamente estudiado por el investigador Jose Miguel de Barandiarán, aunque posteriormente fue vuelto a analizar por los arqueólogos Jesús Altuna y J.M. Apellániz, quienes publicaron una nueva monografía en 1976. Destaca en la cavidad un importante conjunto de pinturas del período Magdaleniense reciente (entre 14.500 y 11.700 Antes del Presente), que incluye 68 bisontes, 7 renos, 6 cabras, 5 caballos y 4 peces, además de un ciervo, un oso, una serpiente y otras muchas unidades de distintas especies animales.
Todo ello le hizo merecedor de su inclusión, junto a otros conjuntos rupestres paleolíticos cantábricos, en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 2008. Desde 1966 existían, además, referencias a una galería superior con pinturas rojas, la cual sin embargo nunca había sido estudiada en profundidad hasta ahora.
Fuente: El País.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sólo comentarios relacionados con el artículo, gracias.