domingo, 24 de noviembre de 2013

Macacos y renos a la sombra de Udalatx (Mondragón)


 Macacos y renos a la sombra de Udalatx

Una sucesión de periodos glaciares e interglaciares modelaron una fauna y una flora tan dispar como asombrosa. La palinóloga María José Iriarte ha estudiado la evolución del clima y la diversidad vegetal que produjo en cada época

24.11.13 - 00:17 - KEPA OLIDEN | ARRASATE.
 
Macacos que brincaban de roble en roble alimentándose de sus hojas y renos que pastaban en la rala estepa helada se cobijaron bajo la sombra del monte Udalatx en épocas prehistóricas. Una sucesión de periodos glaciares e interglaciares modelaron una flora y una fauna tan dispar como asombrosa. Su huella quedó conservada en los yacimientos de Lezetxiki y Labeko Koba.

Pero desentrañar su significado no está al alcance de cualquiera. La palinóloga (experta en el estudio del polen) e investigadora de Ikerbasque María José Iriarte es una de las autoridades en la materia. Casada con el arqueólogo Álvaro Arrizabalaga, director de la excavación de Lezetxiki, la profesora Iriarte intervino el martes en la conferencia inaugural de las II jornadas 'Desempolvando el Pasado' que organiza Arrasate Zientzi Elkartea.

La profesora Iriarte realizó un recorrido por la evolución del clima que ha determinado la flora y fauna que durante los últimos cientos de miles de años ha crecido en nuestro entorno más próximo.

Su relato, sin embargo, se remontaba nada menos que 40 millones de años atrás, cuando el monte Udalatx y toda la geografía vasca emergen del lecho marino por efecto de la colisión de la placa tectónica de Iberia con el continente. De aquel choque surgen la cordillera de los Pirineos y «nosotros no somos más que un daño colateral» de aquel cataclismo.
 
De ratones y macacos 
 
El conocimiento científico de la evolución del clima, de la flora y de la fauna se apoya, al menos en parte, en el estudio de los vestigios descubiertos en los yacimientos prehistóricos. Y los de Lezetxiki y Labeko Koba se han demostrado muy reveladores.

Lezetxiki era una osera donde durante milenios hibernaron los enormes y temibles ursus deningeris y su descendiente, el ursus spelaeus u oso cavernario. Animales de más de 500 kilos e imponentes 3 metros de altura con los que sólo rivalizaba el león cavernario, un felino de 2,5 metros y más de 300 kilos. Obviamente, los humanos se establecían en Lezetxiki sólo cuando no había nadie en casa.

Precisamente el hallazgo de un cráneo de ursus deningeris ayuda a situar cronológicamente unos molares de rinoceronte lanudo descubiertos por Arrizabalaga en Lezetxiki. Un indicio claro de que por aquella época -hace unos 160.000 años, durante el pleistoceno medio- en Arrasate «había condiciones de estepa». Al final de este periodo glaciar (Estadio isotópico 6) el hallazgo de unos dientes de un ratón (Sicista betulina) propio de ambiente estepario o de taiga, es otra evidencia de estas condiciones frías.

Sin embargo, aquella glaciación comenzaba a remitir.Al inicio del pleistoceno superior -hace 126.000 años- hubo un periodo interglaciar «más cálido que el que vivimos ahora». Según la profesora Iriarte, se registra incluso en el nivel marino, con el mar 6 metros por encima de su altura actual. Hizo más calor que ahora y se deshelaron más los polos».

Este contexto de climatología benigna donde se fecha uno de los hallazgos más sorprendentes realizados hasta la fecha en Lezetxiki: parte de la mandíbula inferior de un ejemplar hembra de macaco. Se trata del resto de uno de los últimos simios que habitaron en Europa antes de su extinción. El fósil pertenece a un 'macaco de Berbería', más conocido como mono de Gibraltar, reintroducidos durante la ocupación musulmana. Según la profesora Iriarte, vivían en los robles y se alimentaban de sus hojas.

Pero además de robles, en este periodo interglaciar «nos encontramos que en el País Vasco prolifera una especie de árbol que ya no está: el carpe (carpinus betulus)».

La existencia del macaco, decía María José Iriarte, prueba que «en aquella época había otra especie de primate en Mondragón aparte del humano neandertal».

Esta especie humana evolucionó hace unos 160.000 años a partir del homo Heidelbergensis, más conocido como el hombre de Atapuerca.

Al neandertal que quedó como única especie humana nativa de Europa le tocó disfrutar «con el calorcito y con los monos en Lezetxiki, para 20.000 años después pasar un frío atroz y vivir cubiertos de pieles». La profesora Iriarte explicaba que se avecinaba otros periodo glaciar en la interminable sucesión de altibajos que caracterizan a la evolución de climatológica. Pero no todo se desarrolla de manera uniforme. «Dentro del periodo glaciar no todo es frío, ni dentro del periodo interglaciar es todo cálido. Hay variaciones y cada región responde de distinta manera» aclaraba esta investigadora.

Será a la vuelta de este frío periodo estadial (Estadio isotópico 4), cuando lo peor ya ha pasado, cuando el hombre europeo neandertal se topará con un visitante: el africano homo sapiens, nuestra especie. Ocurrió hace unos 40.000 años. Unos diez mil años más tarde el neandertal se extinguía.

Durante este periodo de mejoría climática, las «variaciones de clima varían increíblemente en muy poco tiempo. En mil años cambia radicalmente y nuevamente Arrasate es ejemplo de ello» aseguraba Iriarte.

Labeko Koba 
 
Si Lezetxiki era una osera, Labeko Koba era un cubil de hienas. Antes de su desaparición en 1989 para construir la variante, se excavó todo el yacimiento arqueológico donde hay un nivel de restos animales presas de las hienas. Estos predadores comían huesos y por eso sus heces tienen un gran componente de carbonato cálcico. Por eso no se deterioran. A través de sus coprolitos (heces fosilizadas), que también contienen restos vegetales, se analizó el polen y arrojó un paisaje -hace unos 40.000 años- en el que «había un clima no tan cálido como el actual, pero sí lo suficientemente benigno para que tuviéramos especies de hoja caduca (castaño, roble...)». Estos son los pólenes de castaño más antiguos que se han datado en el País Vasco.

Pero «mil o mil quinientos años después» el paisaje que rodea a Labeko Koba es de nuevo glaciar. Entre los restos hallados en la cueva «aparecieron mamut, glotón, marmota, reno. Y en cuanto al paisaje vegetal tenemos dos pinos. No hay más. O sea que en muy pocos años el clima cambia mucho. De un paisaje abierto con algunos árboles caducifolios pasamos a un paisaje más abierto todavía, con muy pocos árboles, y estos renos pastando por un Mondragón estepario».

Hasta tal punto faltaban árboles que en Labeko se ha documentado la presencia de hogares en los que el combustible empleado eran huesos animales. «Experimentando con huesos machacados y empleando el tuétano como mecha hemos realizado fuegos muy buenos. No huele y no produce humos, y calientan durante toda la noche», aseveraba la profesora Iriarte.

El máximo glaciar registrado hace 20.000 años es el «último gran periodo frío que se va a dar». El casquete polar se extiende entonces hasta cubrir las islas británicas y Udalatx es una cumbre de nieves perpetuas. El mar retrocede 11 kilómetros con respecto a la linea costera actual. Y en las estepas vascas pastan el reno, el mamut y el rinoceronte lanudo.

El periodo interglaciar que vivimos ahora recibe el nombre de Holoceno, y la mejora de las condiciones climatológica favorece la expansión de la vegetación arbórea. Robles, encinas, avellanos y las hayas, aunque en mucha menor medida, proliferan con curvas del 70-80 por ciento de polen arbóreo.
Pero el clima en el Holoceno tampoco es estable, y se registran «deterioros» en los años 8.200, 4.500 y 3.000 a.C., en la época de la Edad del Hierro en que se establece un poblado de agricultores y ganaderos sobre la cima de Muru.

Tampoco el pasado milenio ha estado exento de altibajos. La profesora Iriarte citaba el denominado periodo cálido medieval que entre los siglos X-XV registró un periodo tan benigno que se piensa que la temperatura media podía ser 1 o 2 grados mayor que en la actualidad. «Si los vikingos vivían donde vivían era porque las condiciones climáticas se lo permitían.

En cuanto cambiaron, los vikingos desaparecen. Su población estable vivía y cultivaba la tierra en Groenlandia». En Francia, en la zona de Burdeos, «los viticultores pidieron al rey que protegiera el vino francés frente a la importación de Inglaterra».

Pequeña Edad de Hielo 
 
A los ingleses se les terminaría la producción de vino con la llegada de la Pequeña Edad del Hielo que se registró entre los siglos XV y XIX. Es una fase en la que produce un gran deterioro climático. En Inglaterra pasan de elaborar vino a tener lo que denominan el mercado del hielo, que no es otro cosa que un mercado que se celebra sobre el río Támesis congelado en invierno. «Todos eso cuadros holandeses de patinadores sobre el río corresponden a este periodo» señalaba la profesora Iriarte.

Más allá de estos altibajos, el periodo interglaciar en el que nos encontramos «se halla en su fase final». La profesora Iriarte aseguraba que, al menos en teoría, «nos encaminamos hacia una nueva glaciación». Eso si la acción humana no descompensa antes la evolución natural del clima. Porque, como alertaba esta investigadora «somos unos seres vivos más y que puede que no nos guste la respuesta que le planeta dé a nuestra interferencia sobre él».

Fuente: Diario Vasco

viernes, 20 de septiembre de 2013

Cuando Guipúzcoa era San Sebastián (Ormaiztegui)


El Museo Zumalakarregi inaugura hoy la exposición '1823. Los Cien Mil Hijos de San Luis' dentro del proyecto Tratado de Paz de 2016

20.09.13 - 00:30 -

martes, 17 de septiembre de 2013

Datan en Altxerri las pinturas rupestres más antiguas de Europa (Aya)

La edad estimada de los dibujos es de 39.000 años, según una investigación de científicos de las universidades de Cantabria, Burgos y Toulouse

 

 La cueva guipuzcoana de Altxerri alberga en sus paredes las pinturas rupestres más antiguas datadas hasta ahora en Europa, con una edad estimada, 39.000 años, 3000 más que las de Altamira, según una investigación realizada por científicos de las universidades de Cantabria, Burgos y Toulouse (Francia). El Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria explica, en una nota, que las conclusiones de esta investigación realizada en una galería conocida como Altxerri B, han sido publicados por la revista Journal of Human Evolution, una de las más importantes en el campo de la Antropología y la Arqueología Prehistórica internacional.

La investigación se remonta al año 2011, cuando los miembros de la Universidad de Cantabria César González y Aitor Ruiz decidieron realizar un nuevo estudio del conjunto rupestre de Altxerri, en el que, además de la gruta original, incluyeron la galería superior conocida como Altxerri B, donde se encuentran las pinturas datadas ahora.

Aitor Ruiz, que llevaba a cabo su tesis doctoral sobre este tema, recuerda que "desde el principio resultó evidente que se trataba de un conjunto independiente" de las pinturas de la galería inferior, por lo que uno de sus primeros objetivos fue establecer una cronología para Altxerri B. Con este objetivo, se integraron en el equipo investigador al especialista en Arte del Paleolítico Superior Inicial Diego Garate, de la Universidad de Toulouse, y al experto en Geoarqueología de la Universidad de Burgos Eneko Iriarte.

Ante la imposibilidad de fechar directamente las pinturas, ya que están realizadas con pigmentos inorgánicos, los arqueólogos recurrieron a otras técnicas mediante unas dataciones de huesos depositados al pie de las pinturas que luego vincularon con análisis de otras muestras del contexto. El estudio, financiado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi de San Sebastián, ha arrojado una estimación próxima a los 39.000 años de antigüedad.

Para contrastar si esas fechas podían ser asimiladas a la época de realización de las pinturas, se recurrió a otro tipo de evidencias como la similitud formal con pinturas de distintas cuevas de cronologías similares. Al mismo tiempo, se efectuó un estudio geológico que determinó la independencia de los yacimientos de la gruta de Altxerri y de la galería denominada Altxerri B, cuyo acceso había quedado sellado hacías miles de años, "lo que avala la antigüedad de las pinturas" ahora datadas.

El conjunto rupestre de Altxerri, ubicado en Aia (Gipuzkoa), fue descubierto en 1962 e inmediatamente estudiado por el investigador Jose Miguel de Barandiarán, aunque posteriormente fue vuelto a analizar por los arqueólogos Jesús Altuna y J.M. Apellániz, quienes publicaron una nueva monografía en 1976. Destaca en la cavidad un importante conjunto de pinturas del período Magdaleniense reciente (entre 14.500 y 11.700 Antes del Presente), que incluye 68 bisontes, 7 renos, 6 cabras, 5 caballos y 4 peces, además de un ciervo, un oso, una serpiente y otras muchas unidades de distintas especies animales.
Todo ello le hizo merecedor de su inclusión, junto a otros conjuntos rupestres paleolíticos cantábricos, en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 2008. Desde 1966 existían, además, referencias a una galería superior con pinturas rojas, la cual sin embargo nunca había sido estudiada en profundidad hasta ahora.

Fuente: El País.com

domingo, 23 de junio de 2013

Víspera de ritos y tradiciones (Beasain)

A las hogueras se suma la izada del chopo en Igartza y la eskudantza. Dando continuidad a una muy antigua tradición, mañana, en la festividad de San Juan, muchos dinteles de los portales amanecerán cubiertos con las protectoras y verdes ramas de fresno

23.06.13 - 00:07 -

Beasain cuenta con un interesante «patrimonio inmaterial», tal y como señalaba en su día el secretario de Aranzadi, Juantxo Agirre, al referirse a la ezpata-dantza de San Martín de Loinaz o a las tradiciones de la víspera de San Juan, que tuvieron vigencia en las décadas centrales del siglo XX. Algunas de ellas se perdieron posteriormente, pero hace varios años se volvieron a recuperar. Se trata, por ejemplo, de la izada del chopo en Igartza en la víspera sanjuanera (acto recuperado en 2010), acto al que se ha sumado el baile de la eskudantza, realizado exclusivamente por chicas, que se baila en torno a la hoguera desde 2008.

En Igartza y Barrendain
Este año, también, se volverá a alzar el rectilíneo tronco en Igartza. Será hoy domingo, víspera de San Juan, a las 19.30 horas, pero media hora antes, en kalejira, acudirán hasta el histórico barrio los txistularis acompañados de los gigantes. Allí, en Igartza, a las 20 horas se bailará la eskudantza de chicas creada en su día por Mikel Sarriegi.
Martina Irizar, memoria viva de Igartza -fue la última residente en los edificios de Igartza- recordaba a la perfección en una entrevista realzada en 2010 cómo «se colocaba el chopo en unas ocasiones al lado del puente y otras junto a la ermita, tarea en la que colaboraban todos los vecinos del barrio, de Zapatari, como los Albisus, mi aita Luis, los de la Herrería (Ermentari), los Ibarbias de Usategi, los de Dolarea y del Palacio, además de Etxezarreta».
Hoy, a las 21.30, los txistularis partirán desde Igartza hacia Barrendain, anunciando con su música los actos previstos. A las 22 horas, nuevamente las chicas de Aurtzaka bailarán la eskudantza, pero en esta ocasión en torno a la hoguera, junto a la plaza Barrendain. Media hora más tarde (22.30), a los sones del Zortziko de San Juan se encenderá la hoguera y a continuación los más osados saltarán sobre los rescoldos al tiempo que la txaranga Koskola pondrá el ambiente musical. Para entonces los portales de las viviendas del centro irán quedando adornados con las protectoras ramas de lizarra (fresno).

Martín Etxezarreta
Al respecto, en el 'Beasain Festivo' de 2013, en el artículo que el etnógrafo beasaindarra Josetxo Zufiaurre escribe y titula 'Martin Karreteroa', recuerda cómo en los últimos 47 años de su vida, Martín Etxezarreta era quien prendía la hoguera oficial de la villa en Barrendain y saltaba el primero sobre ella, y a continuación colocaba las ramas de fresno en los portales de la villa.
El testigo a las fiesta sanjuanera será tomado por la Portería y Arriaran con los festejos en torno a la fiesta de San Pedro.

Fuente: diario vasco

lunes, 25 de marzo de 2013

La Ruta de los dólmenes



23/03/2013
 
 
La “Ruta de los Dólmenes”, denominada como PR-Gi 94, comprende un recorrido de 20 kilometros a través de la divisoria de Karakate-Agirreburu y une las localidades de Elgoibar, Soraluze y Bergara. Se trata de un sendero de gran valor natural y cultural, en el que se pueden contemplar vestigios de nuestros antepasados, dólmenes y túmulos que conforman la estación megalítica de Elosua-Plazentzia.

La presentación del nuevo sendero temático Ruta de los Dólmenes ha tenido lugar  en la Agencia de Desarrollo comarcal Debegesa, en Eibar. En el acto han participado el Director de Turismo de la Diputación Foral de Gipuzkoa, Roke Akizu, la Alcaldesa de Soraluze, Hiart Arluziaga, la Técnico de Cultura del Ayuntamiento de Elgoibar, Blanca Salegi, el concejal del Ayuntamiento de Bergara, Juanje Amasorrain, el secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Juantxo Agirre, y la responsable de Turismo de Debegesa, Cristina Iturriagagoitia.

Con objeto de poner en valor el entorno de Karakate-Agirreburu y su patrimonio natural y cultural, en la adecuación e interpretación del sendero han intervenido los Ayuntamientos de Elgoibar, Soraluze y Bergara, liderados por Debegesa, junto con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Debemen y la Federación de Montaña de Gipuzkoa. Para su desarrollo el proyecto ha contado también con la colaboración dela Diputación Foralde Gipuzkoa y Gobierno Vasco.

Una de las razones por las que se aborda el proyecto de puesta en valor y divulgación de los valores de esta zona, es porque se reconoce que este sendero y su entorno contienen recursos tangibles e intangibles con un importante potencial turístico y, por lo tanto, con capacidad de generar oportunidades ligadas al turismo en este entorno en general y en particular en el ámbito rural.

La “Ruta  de los Dólmenes”, denominada PR-Gi 94, comprende un recorrido de 20 kilometros a través de la divisoria de Karakate-Agirreburu y une las localidades de Elgoibar, Soraluze y Bergara.

El sendero atraviesa parajes de gran belleza y con gran valor cultural. La Ruta de los Dólmenes, tal y como la denominó Aita Barandiaran, nos introduce en un territorio que fue desde antiguo ruta de paso entre los valles de los ríos Deba y Urola. En ella podemos descubrir el legado de nuestros antepasados, dólmenes y túmulos que conforman la estación megalítica de Elosua-Plazentzia, dispersados a lo largo del cordal que dibujan las cimas de Karakate, Irukurutzeta y Agirreburu, cuyo interés se ve acrecentado por las extraordinarias panorámicas que nos brinda el recorrido.

La ruta puede ser disfrutada por todo tipo de público, tanto para aquellas personas que buscan un paseo tranquilo con bonitos paisajes e historia de nuestros antepasados como por personas que quieren realizar una caminata de cierta dificultad por un bello entorno. Cada uno, puede elegir el punto de inicio y final, eligiendo los tramos que le interesa descubrir y la dificultad y el desnivel al que se quiere enfrentar.
La ruta se encuentra conectada con los núcleos urbanos de Elgoibar, Bergara y Soraluze, y está señalizada y balizada siguiendo los criterios de la Federación de Montaña de Gipuzkoa. Además, se han publicado folletos informativos sobre la ruta, donde se incluye un mapa detallado sobre el recorrido y los puntos de interés dela misma. Estemapa está disponible en los tres Ayuntamientos y en las Oficinas de Turismo de Deba y Mutriku.

Visitas guiadas y talleres de actividades

Con objeto de promocionar y dinamizar la Ruta de los Dólmenes, y para aquellas personas que quieran disfrutar del entorno en una actividad organizada, se ha diseñado un programa de actividades que incluye visitas guiadas por el cordal Karakate-Irukurutzeta y talleres de actividades dirigidas a familias con niños y niñas, dando así continuidad al proyecto que el año pasado llevaron a cabo en colaboración la agencia comarcal Debegesa y la asociación Debanatura, denominado “Arbasoen Deia”.

El programa se desarrollará entre Semana Santa y el mes octubre, con un total de  4 visitas guiadas y 4 talleres de actividades.

El inicio del programa está previsto para el próximo 30 de marzo, sábado santo, con una visita guiada por el cordal Karakate-Irukurutzeta. La cita será a las 10:00 en el parking de Karakate. Aquellas personas interesadas pueden apuntarse llamando a Debegesa, 943 820 110, o al teléfono de Debanatura, 943 191 172/695 783 656 (último día para apuntarse, 29 de marzo, viernes).

Las visitas guiadas están dirigidas a todas aquellas personas que vienen por primera vez a conocer nuestro patrimonio natural y nuestra historia así como a aquellas personas que ya conocen el entorno pero que lo quieren descubrir con otros ojos. La visita tiene una duración de 3 horas y mediante un guía experimentado se podrá descubrir y profundizar en el conocimiento de la historia de nuestros antepasados: hitos, inicios y evolución del pastoreo, modos de vida, creencias, datos e interpretación de los restos del entorno, resultados de las excavaciones, etc.

Por otro lado, el taller de actividades está dirigido a familias con niños y niñas de entre 4-12 años. Los talleres tendrán un carácter lúdico, donde las familias compartan un tiempo de diversión y aprendizaje, y comprendan cómo vivían nuestros antepasados, sus creencias, las técnicas de supervivencia y caza, las labores de pastoreo, etc.

La estación megalítica de Elosua-Plazentzia

Uno de los mayores valores del entorno y, concretamente, de la Ruta de los Dólmenes, es el arqueológico, en forma de dólmenes y túmulos que conforman la estación megalítica de Elosua-Plazentzia, dispersados a lo largo del cordal que dibujan las cimas de Karakate, Irukurutzeta y Agirreburu. Se trata de una estación megalítica de clara importancia en el estudio de la arqueología general del País Vasco y, en particular, del valle del Deba. El patrimonio prehistórico de dicha estación megalítica está formada actualmente por 16 monumentos (10 túmulos y 6 dólmenes) distribuidos entre los municipios de Bergara, Azkoitia, Antzuola, Elgoibar y Soraluze. Los mencionados monumentos fueron descubiertos en su mayoría por J.M. de Barandiaran entre 1920 y 1921 y excavados por él mismo junto a T. de Aranzadi y E. Eguren entre 1921y 1922. Lamentablemente, la mayor parte de estos monumentos fueron expoliados antes incluso de iniciarse las primeras investigaciones.

Fuente: Aranzadi

domingo, 24 de marzo de 2013

Premio Blogafari 2013


Aunque no haya hecho muchos méritos últimamente, he tenido el honor de recibir el premio Blogafari 2013 por este humilde blog de Historia de Guipúzcoa. Premio compartido con otros 5 ilustres blogueros:

Ander Izagirre y su  Periodismo con botas
Xabier y su blog sobre El Leizarán y otras cosas
Imanol y su  BuscoaImanol
Josean y su Eresfea
Sergio y su blog homónimo Sergio Fanjul


Desde aquí quiero expresar mi agradecimiento al jurado y a todos los lectores de Historia de Guipúzcoa, que con sus visitas, comentarios y consultas han contribuido a su existencia. 

¡¡¡¡Muchas gracias a todos!!!



viernes, 8 de febrero de 2013

Exposición sobre Murumendi (Beasain)

Un poblado de hace dos mil años

Se inaugura en Beasain una exposición sobre las excavaciones del castro de Murumendi

07.02.13 - 12:53 -
 
Los hallazgos de Murumendi. Ander Arrese, en su despacho con un trozo de molino circular en sus manos./Lobo Altuna

«Murumendi es un poblado de la última fase de la Edad de Hierro, de tamaño pequeño y con doble muralla concéntrica. Los objetos que hemos encontrado allí parecen algo más recientes que los de otros castros cercanos, como los de Intxur y Basagain», comenta Ander Arrese, el arqueólogo beasaindarra que este viernes inaugurará en su pueblo la exposición ‘Murumendi. Burdinarotik Aintzinarora’, que muestra los resultados de las excavaciones en esa cima tan visitada por las gentes del Goierri.

La cita es a las 19.00 horas en el Palacio de Igartza. Arrese ofrecerá una conferencia y, a continuación, se abrirá la exposición, que ocupa una de las alas del edificio. Se podrán ver varios paneles con explicaciones y diversos objetos de las excavaciones, junto a reproducciones relacionadas con otros yacimientos. 

Ese enclave ha sido testigo de diversas civilizaciones a lo largo de la Historia. Ha aparecido una raedera del Paleolítico, fabricada en una piedra que parece limonita. Luego hubo allí un poblado de la Edad de Hierro, de hace dos mil años, y se han encontrado también algunos objetos de la Edad Media, como puntas de flecha. También ha aparecido una pieza relacionada con los fusiles de avancarga (de la época de las guerras carlistas, en el XIX). Otros vestigios son de la Guerra Civil de 1936: unos casquillos y una llave para abrir latas. En suma, se trata de un paraje con bastante sabor bélico.

«No hemos sido nosotros los primeros en excavar en la cima Murumendi. Desde siempre se sabía que allí había restos antiguos. Carlos Olaetxea y Josean Mujika hicieron algunas catas, pero hemos sido nosotros, los de Suhar, los primeros en conseguir una datación tan antigua», comenta Arrese.

Este enclave es, básicamente, interesante por los restos del poblado de la Edad de Hierro. Se trataría de un poblado pequeño, con dos murallas paralelas. Ya han aparecido restos de habitáculos. Se trataba de cabañas con suelo a base de cantos de arenisca, y en su capa más superficial tierra compactada. Las paredes estaban construidas a base de ramas con un manteado de arcilla en los intersicios. 

En cambio, las catas en la zona comprendida entre las dos murallas han sido infructuosas. «Suponemos que esa franja iría destinada al ganado o a tareas agrícolas, pero no han aparecido restos».

La zona es de una gran pendiente. Y cuando acaba la cuesta asoma el precipicio. Una zona fácil de defender, y esa sería una de las razones que impulsaron a aquellas gentes a montar allí el poblado.
«Hoy en día va mucha gente a Murumendi. Se accede desde el monte Usurbe, desde Garin, desde Mandubia... Sopla mucho viento, y piensas cómo se les ocurriría vivir allí. La gente cree que aquello son pistas forestales, cuando en realidad son intervenciones de la Edad de Hierro, relacionadas con las murallas». Esos muros defensivos son diferentes a los de los otros castros del territorio guipuzcoano, pues son compactos, a base de lajas, sin relleno en la parte central.

En la parte más alta del peñasco hay una especie de cráter. «La gente de la zona ha creído siempre que era una cantera de piedra caliza, destinada a la elaboración de cal. Nosotros sospechamos que ya las gentes de la Edad de Hierro comenzaron a usar esa técnica. Pero, en cambio, en el suelo de la vivienda usaban piedra arenisca, porque ya sabían que conserva mejor el calor. La tenían que traer desde otros parajes».

«Me resisto a creer la teoría de que Murumendi y los otros castros eran satélites del gran poblado de Intxur. Al menos el de Murumendi, no es de la misma época. Se nota, por ejemplo, en la cerámica. Aquí, toda es elaborada a torno, y las piezas de molinos que hemos encontrado son del modelo llamado circular, más moderno que el modelo barquiforme», prosigue el arqueólogo.

En Murumendi han aparecido también muchas escorias. «Creemos que varios de los objetos encontrados allí fueron fabricados ‘in situ’». Y también han aflorado algunas piezas que nos hablan de una civilización amante de lo bello. Hay una cuenta de collar, de vidrio y de un color azul cercano al turquesa, y una pequeña plancha de hierro decorada con figuras circulares.

En la exposición se sabrán los datos y se verán los objetos resultantes de tres campañas de excavaciones. El equipo de Suhar trabajó allí en los agostos de 2010, 2011 y 2012. «Y quisiéramos seguir, porque el lugar va a dar de sí. Hemos descubierto la zona donde, según parece, estaba una torre que protegía la entrada al poblado, y conviene excavar ahí. Además, tenemos la sospecha de que el lugar tuvo otra ocupación una vez finalizada la Edad de Hierro». Los arqueólogos también han recuperado una pieza relacionada con los fusiles de avancarga, que podría datar de mediados del XIX, y también bastantes casquillos de la Guerra Civil de 1936. «Estos casquillos de fusil son habituales, en cambio estos otros, de pistola Mauser, no tanto. Pensamos que son munición del segundo batallón Euzko Indarra, de ANV, que pasó por Murumendi después de batallar en la Venta de Zarate».

Ander Arrese es miembro del colectivo de arqueólogos Suhar, que está compuesto por gentes de Gipuzkoa y Bizkaia. Se gana la vida, en parte, gracias a las llamadas «intervenciones arqueológicas» que son precisas llevar a cabo cuando se hacen obras en zonas susceptibles de contener restos antiguos, y también ofrece a escuelas y grupos diversos cursillos sobre técnicas prehistóricas, desde modos de hacer fuego hasta técnicas para trabajar el sílex. «Y luego viene la investigación, como lo que hemos hecho en Murumendi. También llevamos a cabo un trabajo en Jentilbaratza, de Ataun. Hicimos un catálogo con todos los yacimientos de ese pueblo. Cuando pones en un mapa todos esos sitios, realmente llama la atención».

Diario Vasco