viernes, 7 de septiembre de 2007

Arantzazu, una devoción de cinco siglos

La fiesta de la Patrona de Gipuzkoa es en domingo por lo que se espera una gran asistencia de fieles que mantienen con su visita una tradición centenaria.

MARIAN GONZÁLEZ

OÑATI. DV. La festividad de la Virgen de Arantzazu vestirá el domingo de fiesta los alrededores de la Basílica con la secular peregrinación de los oñatiarras y la participación del lehendakari y las primeras autoridades de la política vasca en la misa mayor que se celebrará en honor a la patrona de Gipuzkoa. Es el día grande de Arantzazu, y al caer en domingo la multitudinaria presencia fieles y peregrinos está asegurada.

El programa despertará a las siete de la mañana. A esa hora los primeros miembros de la comitiva partirán desde la Parroquia de San Miguel acompañados del volteo de campanas. Los más madrugadores se reunirán con el grueso de los caminantes a las ocho, en Zapata, para ascender juntos en oración hasta el Santuario. La misa mayor dará comienzo al mediodía, presidida por el obispo Juan María Uriarte.

El origen de la devoción a la Virgen de Arantzazu se remonta a cinco siglos atrás. Los promotores del culto fueron la Cofradía de Arantzazu y la beata Juana de Arriarán.

La Cofradía estuvo integrada inicialmente por vecinos de Mondragón y de Oñati quienes facilitaron el acceso al lugar del hallazgo de la imagen, mejorando el camino de herradura que pasaba muy cerca del recinto sagrado y abriendo entre peñas la peligrosa bajada del mismo. Los arrasatearras abandonaron la orden antes de 1491 para evitar rivalidades y los oñatiarras quedaron solos y bajo la guía de la villa, que optó por levantar la primera ermita a la nueva Virgen.

La beata Juana de Arriarán se convirtió en la beata del templo y con sus bienes levantó una casa adosada a la ermita, donde pasaba la temporada de abril a octubre en compañía de otras amigas suyas atendiendo a los peregrinos. Los historiadores la presentan como la heroína que consagró a Arantzazu su vida y con su diligencia adquirió tal fama el santuario en 20 años que ella misma se encargó de buscar una orden religiosa que se instalara en la Iglesia.

Orden de la Merced

La primera en asentarse fue la orden de la Merced. Luego custodiaron la Virgen franciscanos, jerónimos y dominicos y desde entonces hasta la exclaustración de 1840 y desde la restauración hasta ahora, los franciscanos han sido los únicos guardianes.

Según fuentes parroquiales hace 500 años, el pueblo de Oñati solía celebrar al año dos peregrinaciones a Arantzazu: el día de San Bernabé y el día de la Asunción. «Participaba un miembro de cada familia o de cada casa como mínimo junto a una cuarentena de penitentes. Éstos portaban cadenas sobre el cuerpo y objetos de hierro, como pesas, en las manos. Subían descalzos y con ropas de penitencia».

Los tiempos han cambiado pero la romería sigue muy presente en la tradición oñatiarra.

Siguiendo esta arraigada costumbre, numerosos peregrinos accederán el domingo al santuario, algunos a pie desde Oñati, y otros en autobuses y coches particulares.

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