domingo, 15 de febrero de 2009

Eibar destruye su historia

La feroz modernidad hace perder cada década casas e inmuebles históricos.
El posible derribo de la calle Estación supone un paso más en la desaparición de un edificio catalogado como de interés arquitectónico. El Palacio de Indianokua, la Casa Mallea, Kontaderokua, Ibarbekua, pérdidas históricas.


15.02.09 - ALBERTO ECHALUCE

EIBAR. DV. El Eibar actual ya no se parece en nada a aquella villa que contó con importantes casas solariegas. El posible derribo de la estación de tren, edificio caracterizado por contar con interés arquitectónico, dejará a Eibar, aún más, con un escaso patrimonio histórico. Y es que, en el pasado, una serie de eibarreses como los Unzueta, los Zumaron, los Isasi, o los Mallea unieron su destino a la guerra, a la lucha política, para después edificar importantes conjuntos monumentales.

Quien en aquellos tiempos entrara en Eibar viniendo de Bizkaia se encontraría no con una sino con muchas casas singulares, por cierto, que sirvieron de orgullo a los antiguos eibarreses. A la entrada del mismo pueblo, en Olarreaga, se mantiene una solariega casa, con salto de agua, propiedad de la familia Mallea, nombre de otro inmueble singular, ya desaparecido cerca de la parroquia San Andrés, la casa Godoy. Más abajo estaba el Palacio Zumaran o Indianokua y en la actual Errebal, las casas señoriales de Kontaderokua e Ibarbekua, para finalizar este singular patrimonio con el Palacio Unzueta, en Azitain.

Entre los pocos monumentos vivos de Eibar están, sin duda, el Palacio de Markeskua unido a los desaparecidos convento de las monjas Concepcionistas de Isasi y la la Casa Torre Orbea, o casa Torre de Unzaga, gracias a la unión matrimonial de los Isasi con los Orbea.

El Palacio Markeskua tuvo importancia grandísima; recuperada por el Ayuntamiento, gracias a un proyecto de formación laboral y empleo llevado a cabo por la Escuela Taller.

Al hablar de la casa Isasi es preciso ocuparse de la fundación y existencia posterior del convento de las monjas de la Concepción Franciscana, hoy instaladas en la iglesia próxima al polideportivo de Ipurua. Este convento estaba enclavado justo frente al colegio La Salle Isasi y fue promovido por Martín López de Isasi y su mujer Domenja de Orbea.

El Palacio de Unzueta

Si venimos desde Azitain nos encontramos también con uno de los pocos vestigios del antiquísmo Eibar: el Palacio de Unzueta, una de las quince casas del bando oñacino. Sus moradores, Andres de Unzueta sirvió a las galeras de Sicilia y Nápoles; Cristóbal de Unzueta, posesor del grado de capitán ordinario y Juan de Unzueta comenzó su vida militar sirviendo a la compañía del capitán Francisco de la Torre. Por su parte, Pedro de Unzueta prestó sus servicios a las galeras de la compañía de Ramón de Cardona.

Subiendo hacia la misma Estación; su calle, no tiene parangón con aquél punto que acogía a los pasajeros y a las mercancías que llegaban en tren a Eibar. En la misma se encontraba el popular Hotel Comercio y el salón teatro Cruceta.

Más cerca, en la actual Ibarkurutze, se contó con una alhóndiga para almacenaje de vino. Cerca de Errebal estaba la casa Kontaderokua, actual bar Trinkete, en donde nació el pintor Ignacio Zuloaga, junto a Ibarbekua, otra casa famosa, y unos metros al lado se erigió una primera plaza del mercado, junto al convento de monjas agustinas -ahora instaladas en Lekeitio- que dio paso a la derribada plaza de Errebal, en el pasado mes de enero de 2008.

Mallea y Zumaran

Otro punto importante era la Casa Mallea, también conocida como Godoy, enclavada antiguamente frente a la parroquia San Andrés. «Era un círculo de reunión de personas relacionadas con posiciones moderadas y conservadoras en la política», recuerda el exalcalde, Antxon Yraolagoitia, quien consiguió incluso conservar un escudo de la casa, hoy guardado en el Museo de San Telmo. Pero sin duda una de las casas solariegas más importantes de la antigua villa que se llevó el furor de la construcción de viviendas fue sin duda el Palacio de Zumaran, más conocido como Indianokua, enclavado justo en donde hoy se encuentra el bingo del Arrate. Fue construido por Sebastián de Zumaran y Bustindui, entre los años 1777 y 1778. Zumaran era un indiano que hizo fortuna en las Américas y enviaba su dinero a Eibar para que se construyera una gran casa. Previamente, fue alcalde de Eibar, nombrado en 1638, con ocasión de la guerra de la frontera francesa, en sustitución de Martín Guisasola. Este palacio fue derribado en 1953. La última moradora de esta casa fue la propia abuela de Antxon Yraolagoitia. «Mi abuela, Manuela Biardeau vendió la casa para la edificación de viviendas».

Este palacio, del barroco tardío, está nombrado en el Diario de Jovellanos y en los Monumentos civiles de Guipúzcoa de Carmelo Echegaray. Su derribo fue seguido de una denuncia practicada por José Arteche. Según cuenta Antxon Yraolagoitia, «por lo menos se consiguió salvar parte de su fachada que está entregada al Ayuntamiento. El mismo pintor Ignacio Zuloaga quedó maravillado del escudo que ahora se conserva una parte». Junto a Indianokua existían también cientos de hectáreas de huertas que dierion paso a la edificación de la calle San Juan. «Indianokua contaba en el bajo con un dique separador del río, en donde muchos niños aprendieron a nadar».

www.dirariovasco.com

2 comentarios:

  1. Me gustaría saber por qué en este artículo de Echaluce se omite la casa de Aldatze o palacio de los Inarra. Está mencionado en el siguiente link de las Juntas Geenrales de Gipuzkoa, por no utilizar com referencialas fuentes del municipio de Eibar:
    http://209.85.229.132/search?q=cache:5n8gjzawOjkJ:w390w.gipuzkoa.net/WAS/CORP/DJGPortalWEB/territorio_historico_de_gipuzkoa.jsp%3Fid%3D0802%26idioma%3Des+aldatze+casa+torre&hl=eu&ct=clnk&cd=1&gl=es

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  2. Pués la verdad es que no conozco Eibar, pero supongo que habrá mencionado los edificios desaparecidos o que están en peligro de desaparecer.

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