Las cuevas de Landarbaso, también conocidas como "de Aizbitarte (o Aitzbitarte)", y últimamente denominadas también como "Aizpitarte (o Aitzpitarte)", son un conjunto compuesto por 5 cuevas, de las cuales las más grandes y famosas son las nº III y IV.
Entrada a la cueva de Landarbaso o Aizbitarte III.
Estas cuevas se hallan al mediodía del monte Aizbitarte, situado al Sur del término municipal de Rentería, en el paraje conocido como "Cuevas" o Landarbaso, cerca de Listorreta. Las cuevas se han numerado a partir del riachuelo que discurre a sus pies. Este riachuelo, que desemboca en el Urumea, ha abierto en esta zona un valle en V, bastante angosto, entre los montes Aizbitarte y Landarbaso o Igoin, y es también el autor de las cuevas, de hecho a través de ellas desembocaba en la cuenca del río Oyarzun.
Prehistoria
Hace unos 30.000 años, en el Paleolítico Superior, durante la última glaciación, el nivel del mar bajó más de 100 m. y la línea de la costa se encontraba alejada una decena de kilómetros de la costa actual. La vegetación de Guipúzcoa era muy parecida a una estepa y la fauna era similar a la actual del norte de Europa, como el reno, marmota, perdiz nival, liebre y zorro ártico. También hubo otras de gran tamaño, ya desaparecidas, como el mamut, bisonte, rinoceronte lanudo y oso de las cavernas. Pero eran más abundantes las especies templadas como el jabalí, ciervo, sarrio, cabra pirenaica, lobo, zorro, liebre, e incluso la hiena.
Entrada a la cueva de Landarbaso o Aizbitarte IV. ==>
Hace unos 25.000 años, un grupo de cromañones descubrió estas cuevas, asentandose en Aizbitarte III, por el tipo de silex que usaban, de origen aquitano, pertenecían a la cultura Perigordiense, y aunque también cazaban ciervos y renos parece que estaban especializados en la caza de bisontes.
Miles de años después, hace unos 18.000 años, en Aizbitarte IV, vivió otro grupo, perteneciente a la cultura Solutrense, y cazaban ciervos y sarrios, acompañados de bisontes, caballos y cabras pirenaicas.
2.000 años después, se instalan en la misma cueva y hasta hace unos 10.000 años un grupo de la cultura Magdaleniense, que siguen cazando los mismos animales que sus antecesores, pero sus útiles varían, principalmente los realizados en hueso: Abundan los arpones, agujas y azagayas, que en muchos casos están decorados mediante variadas incisiones.
Hace 10.000 finaliza la glaciación, sube el nivel del mar hasta el actual y la subida de la temperatura permite el abandono definitivo de las cuevas.
Historia
Las cuevas son conocidas y han sido visitadas desde antiguo, y al igual que muchas cuevas, también tiene diversas leyendas sobre sus habitantes y su longitud:
Cueva de Landarbaso o Aizbitarte IV. ==>
Según una leyenda los “jentilak” (gentiles) se dedicaban a cazar de noche y a guarecerse en ellas de día y por esta razón nadie los veía. Otra cuenta que un corzo, que penetró en una de ellas salió en la cocina de un caserío de Oyarzun a 3 kilómetros de las cuevas. Según otra leyenda una cabra que se metió en una de las cuevas apareció en un caserío situado encima de éstas y según otra, una cabra (¿sería la misma?) entró en ellas y salió en Navarra. También he oido decir de pequeño que alguna de estas cuevas llegaban hasta Navarra o incluso Francia.
Las citas más antiguas se remontan al siglo XVIII, cuando se las cita en 1785 en un documento enviado por el Ayuntamiento de Rentería a la Real Academia de la Historia de Madrid, titulado “Descripción de la Villa de Rentería”. En este documento se describe su situación y medidas y se asegura que en la cueva mayor entran ¡10.000 hombres!. En 1799 D. Juan Ignacio de Gamón remite al Geografo Real D. Tomás Lopez una descripción de Rentería donde también hace una breve mención de las cuevas:
"Otra Montaña llamada Arvitarte que es menos elevada (que San Marcos) a distancia de una legua y existe al medio dia, contiene quatro cuevas, mirando su boca tambien al mediodia, y Suduoste. La maior de ellas es la tercera que por debajo de tierra se puede andar como 450 Codos."
En 1916 Serapio Múgica nos habla de ella y sus primeros saqueos:
"Las cavernas de Landarbaso, por hallarse a corta distancia de San Sebastián, suelen ser visitadas con frecuencia por muchos curiosos y hombres de ciencia; y desde luego, no hay otras en Guipúzcoa que sean tan conocidas y exploradas por el público. Debido á esta circunstancia han desaparecido las vistosísimas estalactitas y estalagmitas que adornaban el interior de estas grutas, y los fragmentos de aquellas han pasado, entre otros usos, á formar parte de las fuentecitas que existen en los mostradores de los despachos de vinos de San Sebastián y Rentería."
Por desgracias los saqueos se han seguido produciendo hasta fechas tan recientes como junio del 2007 (Ver noticia). De hecho la entrada a la cuevas nº II y III están cerradas desde hace años.
En 1892 se realizaron las primeras excavaciones prehistóricas por M. del Valle Inzaga, Conde de Lersundi. Estas excavaciones le llevaron a descubrir en la cueva IV restos prehistóricos paleolíticos. De esta manera se descubría el primer yacimiento paleolítico del País Vasco.
En los últimos años del siglo XIX y en los primeros del XX, fueron emprendidas nuevas excavaciones en las cuevas III y IV por parte de P. M. de Soraluce, a quien acompañó en algunas campañas G. de Reparaz (quien publicó en 1902 en la revista “Euskal-Herria” el resultado de sus investigaciones), y más tarde Rotondo Nicolau.
En 1908 E. Harlé, célebre paleontólogo de Burdeos, visitó las cuevas, examinó los materiales excavados hasta entonces; una serie de arpones y materiales óseos, certificando la presencia del reno entre éstos, y atribuye el conjunto a época Magdaleniense. La importancia que Harlé dio al hallazgo del reno se ve en las diferentes publicaciones que realizó el mismo año en varias revistas científicas.
El mismo año 1908 visitó las cuevas T. de Aranzadi y al año siguiente los célebres prehistoriadores H. Obermaier y J. Bouyssonie. Dos años más tarde las visitó H. Breuil, junto con Obermaier. A raíz de estas últimas visitas se planeó una excavación sistemática de las cuevas, que contaría con el mecenazgo del Príncipe de Mónaco, pero este plan no cuajó.
A pesar de ello, H. Breuil, pontífice máximo de la investigación prehistórica del momento, volvió a Aitzbitarte en 1917. Tras su visita escribió una carta a J. M. de Barandiaran diciéndole que se fijó especialmente “en la cueva grande inferior” (cueva III), donde encontró indicios de Paleolítico inferior y Auriñaciense. Años más tarde, Breuil aconsejó personalmente a Barandiaran (alumno a la sazón de aquél en el Collége de France), que emprendiera la excavación de estas cuevas, pero éste las postergó ante otros yacimientos de mayor importancia.
Cuevas de Landarbaso II y III. (Foto de Geografía de Guipúzcoa) ==>
En 1950, Gómez de Llarena, Rodríguez Ondarra y Ruiz de Gaona realizaron en Aitzbitarte III una excavación, que dio, según ellos, piezas poco significativas.
De 1960 a 1964 Barandiarán realiza la excavación de Aizbitarte IV comprobando que el ser humano habitó esta cueva durante muchos milenios, ya que se hallaron en ella evidencias pertenecientes al Aziliense, Magdaleniense, Solutrense y Auriñaciense, es decir, desde hace 30.000 hasta hace 10.000 años.
En 1961, A. Laburu y compañeros suyos, penetraron en la angosta cueva II y al final de la misma, en un cono de derrubios, que parecía proceder de alguna de las cuevas superiores, la III o la IV, descubrieron diversas piezas de sílex y otras de hueso, entre las que destacaba una magnífica espátula.
Esta cueva, más estrecha y tortuosa, resultaba más misteriosa que las otras, por lo que era preferida a las grandes para ser visitadas por los jóvenes que acudían la zona de excursión, y además tenían el aliciente de hallar algún resto prehistórico al final del recorrido. La numerosa cantidad de objetos llevados por estos jóvenes a los arqueólogos a lo largo de los años llevó a éstos a investigar el origen de estos restos en cuanto acabaron con otros yacimientos más importantes, descubriendo que procedían de la cueva III, en donde se localizó un gran yacimiento que fue objeto de varias campañas desde 1968 hasta el presente.
Además del interés histórico que tienen las cuevas, existen numerosos ejemplares de fauna cavernícola. Especies como murciélagos (Myotis myotis, Rhinolophus euriale, Rhinopophus ferrumequinum), ciempiés (Lithobius tricuspis multidens) o incluso una especie endémica de escarabajo que se ha encontrado únicamente en esta zona (Ceuthosphodrus vasconicus).
Nombre oficial:
Aitzbitarte
Coordenadas:
ED50:
UTM 30: X=589740 m. Y=4790769 m. altura=209 m.
geográficas: longitud:-1 53 39.5 latitud:43 15 49 altura=209 m.
WGS84:
geocéntricas: X=4649657 m. Y=-153888 m. Z=4348963
geográficas: longitud:-1 53 44.1 latitud:43 15 45 altura=259
*Cómo llegar:
- Desde la cista de Langagorri:
Seguimos por la carretera 1 km. hasta el merendero de Listorreta.
- Desde el merendero de Listorreta:
Subimos 300 m. por la carretera hasta llegar al merendero de Barrengoloia. Delante de éste, a la derecha, baja una pista de cemento 450 m. hasta un puente donde gira a la derecha. En esta curva, donde están las ruinas de una central eléctrica, tomamos un sendero que parte a la izquierda siguiendo el curso del arroyo unos 100 m. hasta llegar a un puente de madera que lo cruza, lo pasamos y subimos por el sendero hasta las cuevas.
- Desde los dólmenes de Landarbaso III y IV:
Nos dirigimos en dirección Este hacia la torre de alta tensión, donde continuamos por la pista forestal que pasa bajo ella 500 m. hasta el final, donde trás pasar una puerta salimos a una pista de cemento donde hace una curva. Bajamos 140 m. por la pista hasta las ruinas de la central eléctrica y tomamos un sendero que parte a la izquierda siguiendo el curso del arroyo unos 100 m. hasta llegar a un puente de madera que lo cruza, lo pasamos y subimos por el sendero hasta las cuevas.
Para saber más
Area recreativa de Listorreta
Cavernas de Aitz-bitarte, en Landarbaso. 1916
Excavaciones en Aizbitarte IV. 1960
Excavaciones en Aizbitarte IV. 1961
Excavaciones en Aizbitarte IV. 1964
La aparición del hombre en Rentería.
Las cuevas de Aitzbitarte. 2006
Ameraun: se hunde el tejado
Hace 2 años
¿Qué hubiera sido de los primeros hombres sin las cuevas?, definitivamente un buen refugio para el hombre primitivo.
ResponderEliminarBuenas fotos por cierto!
Saludos
Y del hombre moderno, que en algunos sitios todavía vive gente en ellas, y tal como están los pisos hoy día... Igual habrá que buscarse una. ;-)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un saludo