domingo, 21 de septiembre de 2008

Hallan el tejido más antiguo de Euskadi

Un equipo de trabajo de Arkeolan descubre en las minas oiartzuarras de Arditurri dos fragmentos de tela pertenecientes a la época romana. «El hallazgo es el tesoro del yacimiento», afirma Mertxe Urteaga.

ALBERTO MOYANO| SAN SEBASTIÁN.

DV. El hallazgo en las cuevas de Arditurri de los fragmentos de tela más antiguos encontrados en el País Vasco culmina un verano trepidante para las investigaciones arqueológicas sobre el antiguo asentamiento romano de Oiasso.

Los dos trozos de lana aparecieron hace unas semanas en una de las galerías romanas de drenaje que recorren las minas oiartzuarras de Arditurri. Su hallazgo constituye «un premio» para el equipo de Arkeolan, formado por siete personas bajo la dirección del arqueólogo francés Eric Kamenthaler, que trabaja desde hace tres meses en la recuperación de restos de la época romana. «Fue similar a la alegría que puede experimentar un arqueólogo en Turquía cuando encuentra la escultura de Adriano», explica la directora de Arkeolan y directora del Museo Oiasso de Irun, Mertxe Urteaga.

Tal y como apunta Urteaga, se trata de un hallazgo insólito porque «habitualmente no encontramos mármoles, pero sí calzados de cuero o semillas, sí. Esta vez, sin embargo, han sido telas». Sobre el futuro destino de los dos fragmentos de tela, poco se puede adelantar. Y aquí Mertxe Urteaga formula una crítica al departamento de Patrimonio del Gobierno Vasco, en lo que al territorio guipuzcoano se refiere. «¿Por qué no hay un museo arqueológico en el territorio? ¿Ni un centro abierto de materiales arqueológicos? ¿Qué pasa con el Gobierno Vasco? Lo ideal es que todos estos hallazgos se puedan comunicar a la sociedad y que ésta tenga acceso a estos materiales».

Sin embargo, la responsable de Arkeolan tiene claro que «aunque estos tejidos son el tesoro del yacimiento y representan nuestro orgullo arqueológico, porque supone encontrar algo que normalmente no aparece, los hallazgos más importantes son los de aquellos indicadores que nos permiten reconstruir el contexto histórico».

En este sentido, el descubrimiento de la galería de drenaje romana en el interior de las minas conforma lo que los especialistas ya sospechaban. «Lo importante es haber reconocido la galería de drenaje romana y haber conseguido identificar que corresponde con una obra hidráulica con tecnología de origen etrusco, porque significa que aquí hubo una delegación del Estado romano», asegura Urteaga. «Una galería de esas características sólo se realizaba con equipamiento comunitario y las minas se explotaban en régimen de concesión: una empresa pagaba un canon por esa concesión y el estado le ofrecía unos servicios comunitarios, entre ellos, la galería de drenaje».

Y la propia directora de Arkeolan ofrece la conclusión: «Este hallazgo significa que había un delegado -un procurator- del Estado. Los romanos estaban plenamente instalados en Oiasso hasta el punto de que seguían un procedimiento de explotación de las minas totalmente normalizado».

«Los primeros datos de la presencia romana datan de la época de Augusto -principios del siglo I- y los últimos, de la Guerras Cántabras. Lo interesante es que en Oiasso hay restos de los siglos I y II -época de esplendor-, del III y el IV -en el que se advierten síntomas de decadencia, como el abandono de la necrópolis de Santa Elena, al igual que las termas, reconvertidas en establo- y en el V ya no hay signos de ocupación romana. Sin embargo, en el Cabo de Higuer, los pecios identificados prueban que hay un tráfico naval, por lo menos, hasta el siglo VII. Y ése es el período que más nos interesa: la desaparición del período clásico romano y la transición a la Edad Media».

Las minas de Arditurri se han mantenido bajo explotación desde la llegada de los romanos -galena argentífera-hasta mediados de los años ochenta del pasado siglo. Durante la Edad Media, fue el hierro el material extraído, mientras que en los últimos tiempos en activo, fue el espato de flúor.

La intensa actividad soportada por las instalaciones mineras a lo largo de todo este tiempo ocultó durante años la presencia de vestigios de la época romana, que no fue descubierta y confirmada hasta hace apenas diez años. Las estrías que presenta la roca de las paredes delató que allí había habido actividad minera romana, por cuanto en esa época aún no se utilizaban explosivos para obtener las vetas, sino que se conseguía fragmentar el mineral por medio del calor generado por pequeñas fogatas.

A día de hoy, el Ayuntamiento de Oiartzun junto con Oarsoaldea y otros organismos ofrecen un programa de visitas abiertas al público que, desde su inicio el pasado junio, ha registrado unos 1.500 turistas al mes. El programa ofrece un recorrido convencional (4 euros por persona), que permite recorrer la zona de la mina que ya se encuentra acondicionada, y otro alternativo, denominado «arqueológica» (6 euros), que conduce hasta la zona en la que el equipo de Arkeolan realiza actualmente los trabajos, en un modelo que -similar al aplicado en la Catedral vitoriana de Santa María- permite simultanear turismo y labores de investigación. La visita al Centro de Interpretación está incluida en los dos casos.

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