Basagain desvela la primera lápida con rayas de la Edad de Hierro en Gipuzkoa. La piedra hallada en las excavaciones en el castro de Anoeta presenta incisiones horizontales y verticales. Las investigaciones han permitido constatar también vestigios de que allí se practicó la metalurgia del bronce.
FELIX IBARGUTXI| ANOETA.
DV. La duodécima campaña de excavaciones en el poblado de Basagain, situado en Anoeta y de la Edad de Hierro, ha dado dos frutos notorios: una lápida con rayas en sentido horizontal y vertical, formando cuadros -la primera que aparece en Gipuzkoa- y vestigios de que allí se practicó la metalurgia del bronce.
Este poblado, de dos hectáreas -20.000 metros cuadrados- que fue habitado según parece entre los años 350 y el cambio de era, es uno de los de la Edad de Hierro en Gipuzkoa. Está cerca de los de Murumendi (Beasain), Intxur (Albiztur-Tolosa) y Buruntza (Andoain). Todos están situados en zonas altas, que permiten controlar las vías de comunicación en el valle del Oria.
¿Qué función tenía esa piedra que se ha descubierto en esta campaña de quince días que finaliza hoy? El director de la excavación, Xabier Peñalver, no se atreve a lanzar ninguna hipótesis. Lo llamativo del caso es que ha aparecido en una zona de vivienda, no en una necrópolis, como ha sucecido en otros casos del continente europeo. Se trata de una piedra lisa, de arenisca rojiza.
En la historia de las civilizaciones, tras la metalugia del bronce llegó la del hierro. Una de las grandes transformaciones fue que aquellas gentes pudieron hacer una metalurgia más intensiva. El bronce precisa de dos minerales: mineral de cobre y mineral de estaño, y este último es escaso. En cambio, en estas tierras abundan los diferentes tipos de mineral de hierro. y de hecho Peñalver cree que una de las razones de que aquellas gentes de cuatro siglos antes de Cristo recalaran en esa colina de Anoeta es que hay varias vetas de mineral férreo.
El poblado de Basagain fue descubierto por Koldo Oria, un vecino de Anoeta muy interesado por la arqueología. «Ya ha ocurrido en otros yacimientos, detectados por gente con visión, como Koldo. Y desde el comienzo se hicieron bien las cosas: el Ayuntamiento y la Diputación compraron el terreno, que era entonces un pinar. Se hizo una tala controlada. Y ahora, todos los años, el Ayuntamiento envía una máquina para limpiar de broza todo el área», prosiguió Peñalver. Anoeta está orgullosa del poblado, tanto que decidió cambiar el antiguo escudo por uno nuevo en el que aparece el río, algo parecido a un castillo y la imagen del cuco.
Este arqueólogo, conocido también por dirigir las excavaciones de la cueva de Praileaitz, estuvo ayer acompañado por Sonia San José, la arqueóloga que está excavando otros poblados de la Edad de Hierro en territorio guipuzcoano.
«Hay que seguir»
Tanto Peñalver como San José coincidieron en que «hay que seguir con las excavacion de la Edad de Hierro. Cada año, pese a que se hacen campañas bastante breves, aparecen materiales que nos informan sobre la vida humana en aquella época. Algunos quizá piensen que ya sabemos lo suficiente sobre esa época; no es así».
Otra característica de Basagain que ha llamado la atención a San José y Peñalver es la presencia de cerámica hecha a torno. «En el poblado de Intxur, en cambio, sólo apareció cerámica hecha a mano, más basta», añadió Peñalver, quien comenzó en esa colina cercana a Albiztur su periplo por los poblados de la Edad de Hierro. «Allí, hace más de veinte años, se rompió un mito, porque hasta entonces se pensaba que en la Euskal Herria en la vertiente cantábrica continental las gentes vivían de la ganadería. Pero en Intxur aparecieron trigo, cebada, avena, guisantes y habas». También en Basagain ha quedado claro que aquellas gentes practicaban la agricultura.
Brazalete llamativo
Entre los objetos aparecidos en anteriores campañas destaca un brazalete de vidrio azul. «Se sabe que hubo un comercio estable entre los poblados de las colinas y las granjas o caseríos de los valles, y ese brazalete nos indica que hubo un comercio más amplio todavía, porque posiblemente está fabricado en una zona al sur de Marsella. Es llamativo: en toda la península sólo había aparecido ese tipo de vidrio en un yacimiento de Girona, el del poblado de Ullastret».
Sigue sin aparecer ninguna necrópolis de esa época. Entonces los cuerpos eran quemados y las cenizas se depositaban bajo tierra, a veces dentro de un envase de cerámica, o bien en una cista (hueco entre varias piedras planas pequeñas). «Ya nos gustaría encontrar alguna. Sabemos que estarían cerca de los poblados», dijo Sonia San José.
Mañana será la última jornada de trabajo en Basagain. Han tenido suerte con la climatología. «Porque si en dos semanas te llueve cuatro días, apenas puedes avanzar». Luego taparán con unos plásticos negros toda la zona en la que han excavado, sobre todo con la finalidad de que no crezca la vegetación. Y quedará una incógnita: si las casas del poblado eran de planta rectangular o circular. «En un principio se hacían de planta circular; luego empezaron las de planta rectangular. Pensábamos que aquí en Basagain eran rectangulares, pero los restos de esta campaña nos hacen pensar que podrían ser circulares. Eso lo sabremos el próximo año».
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